Carta del Director/Luz de cobre

Diario de Almería, diez años

Soy optimista sobre el futuro de los medios convencionales, si nos subimos a la ola de innovación, sin perder nuestra identidad

Cumplimos diez años. Diario de Almería, el más joven de los periódicos del Grupo Joly, se hace mayor gracias a la acogida que la provincia nos ha dispensado desde que viéramos la luz en 2007. El paso de los años nos ha dado la razón. Diario es un nuevo periódico para una nueva generación de lectores. Haciendo honor a su nombre, llegamos para proyectar una visión local de la provincia, pero a la vez global y cosmopolita de los nuevos problemas que afectan a la sociedad. Salimos a la calle no sólo con vocación de mantenernos, sino de convertirnos en el periódico de referencia de esta tierra. Diez años después, podemos afirmar que estamos en el camino de cumplir nuestros objetivos. Ocupamos un hueco notable en el mercado y contamos con la credibilidad que da el trabajo, la confianza que ofrecen los lectores y el compromiso de los que hacemos este producto cada día. La verdad es que no ha sido fácil este tiempo. A veces hemos tenido que pagar un precio alto. Pero ahí queda el fruto de una labor periodística que ha sacado a la luz innumerables exclusivas. Hoy, transcurrida una década, existen numerosas e importantes razones para mirar atrás y sentirse satisfecho de la trayectoria. Pero también para expresar nuestra inquietud por la caída de ventas en las ediciones de papel, el descenso de la publicidad y el deterioro de la imagen de los medios. Creo que sería un error achacar nuestros problemas a las nuevas tecnologías de la información y a las redes sociales, pero es verdad que todavía los medios no hemos logrado desarrollar un modelo de negocio que nos augure la viabilidad en un entorno que evoluciona a velocidad de vértigo. Dicho esto, estoy convencido de que sólo los medios que sean capaces de preservar la calidad de sus contenidos podrán sobrevivir en el futuro. La supervivencia de un periódico no va a depender del número de clics en la web, sino en la capacidad de ofrecer una información seria y fiable. Este es el verdadero desafío y Diario de Almería está en disposición de lograrlo. Hemos sido desde el primer número de los lectores. Tratamos de servir los intereses del público, porque los verdaderos titulares de la libertad de expresión no somos los periodistas, sino el conjunto de la ciudadanía. Todos los que hace diez años nos embarcamos en esta apasionante aventura de poner en marcha una nueva cabecera provincial, que se sumaba a las ocho con las que ya contamos repartidas por la geografía andaluza, les damos sinceramente las gracias por su acogida, por su paciencia y por habernos hecho merecedores de su confianza. Soy optimista sobre el futuro de los medios convencionales si somos capaces de subirnos a esa ola de innovación, sin perder nuestras señas de identidad que han sido y serán el periodismo al servicio de la verdad. Y esto es más valioso que nunca en la era de la posverdad, en la que lo falso parece más verosimil que lo auténtico.

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