‘Escribidores’, como ejemplo

En una época que confunde espectáculo con cultura, este festival literario es admirable. Un soplo de aire fresco

En una época que confunde espectáculo con cultura, es admirable la idea y la realización de Escribidores. Soplo de aire fresco. Un encuentro de lectores con autores de América y Europa, celebrado esta semana en las ocho provincias andaluzas. Es fascinante oír a gigantes literarios como Richard Ford o Juan Gabriel Vásquez hablar de la influencia en su literatura de los cuentos de Chejov, la poesía Eliot, la precisión de Flaubert, el Quijote de Cervantes, las novelas de Hemingway y Faulkner, la sugestión de García Márquez o Vargas Llosa. Este festival se ha consagrado en solo tres ediciones: se inició en La Térmica de la Diputación de Málaga, y en las dos siguientes se ha expandido por Andalucía de mano de la Junta y el patrocinio de Fundación Unicaja.

En el Auditorio María Cristina, Vásquez relata cómo el Quijote fue ensalzado por lectores ingleses antes que por los españoles. Una obra que Ford leyó primero en inglés, como a Vargas Llosa, Carlos Fuentes o Juan Rulfo, para luego hacerlo en español, en una de sus experiencias más conmovedoras como lector. Ha participado una veintena de escritores españoles, latinoamericanos y norteamericanos. Sus diálogos han ilustrado nuevas formas de narrativa, abordado el intento del poder de imponer una visión parcial del pasado, del presente o del futuro; la autocensura, la censura y la libertad del creador o la influencia del arte en su escritura.

La Málaga de los museos, los conciertos o el Festival de Cine ha añadido la literatura como otra de sus bellas artes de culto. Ejemplo que choca con el repudio de parte de la ciudad a un polémico proyecto arquitectónico catarí: un rascacielos en medio del mar, de 27 plantas y 116 metros de altura, en el nuevo muelle de cruceros, pendiente de un hilo; sólo falta el visto bueno del Gobierno.

Esta semana el presidente Sánchez ha definido la canción elegida para Eurovisión como feminismo divertido y una provocación que viene de la mano de la cultura. Y, pisando el pedal de la polarización, ha añadido que “la fachosfera hubiese preferido mandar a Malmö el Cara al sol”. La sutileza sugiere que todo lo que tiene a su derecha es enemigo de la cultura. Escribidores, promovido por varias instituciones gobernadas por el PP, deja en evidencia el comentario. Se puede considerar como cultura espectáculos de amplia audiencia, más o menos horteras, como Eurovisión o los Latin Grammy. Ante eso, Escribidores es un desquite. Cultura con mayúsculas; contadores de historias, explicando el método y la inspiración.

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