Esperando

Los 108.000 pensionistas almerienses esperan a ver cuántas décimas les sube la pensión

Como aquellos niños de Mad Max, nosotros, en este septiembre nos hemos convertido en los Esperando. La película era no presentaba un futuro muy feliz pero por lo menos no faltaba gasolina, de lo contrario vaya ruina de film. No queda igual que te vayas al apocalipsis a pie.

Los padres estamos esperando a ver cuando te llega el hijo con una nota diciendo que está en cuarentena y como no ha sido estando de botellón no puedes decirle esa frase tan adecuada a la situación, que me decía mi madre cuando llegaba de madrugada a casa: me estás quitando la vida.

Los 108.000 pensionistas almerienses esperan a ver cuántas décimas les sube la pensión, y contentos porque esa cifra, que en toda España son 9,8 millones (es decir, un montón de electores de los que acuden a las urnas) les garantiza una subida. Los futuros pensionistas esperan conocer si aceleran los trámites de jubilación o hacerse a la idea de quedarse hasta, mínimo, los 65.

Los funcionarios, que se han desayunado esta semana con noticias tipo no les van a subir el sueldo pero no notarán porque, total, los precios subirán poco, esperan que no sea aun peor.

Los 4.800 trabajadores almerienses que al empezar el mes aún estaban en un ERTE esperan seguir el camino de los 25.000 que ya salieron de esa situación entre julio y agosto. No tranquiliza conocer que hay una continua petición de información de empresarios -bares, comercios- sobre los requisitos de los ERTEs de rebrote, esa figura que llevados por el optimismo de junio se solventó en dos frases creyendo que mucho no se iba a necesitar. En todo caso, cuando llegase el frío. Pues, no se si recuerdan, pero el coronavirus era de natural friolero y en verano no íbamos a saber nada de él. Los ERTES se prorrogan y los que esperan salir probablemente tengan que apretarse un poco para dejar entrar.

Esos trabajadores, más los que temen volver al ERTE, esperan que se aclare si a partir de octubre consumen prestación por desempleo. La prestación covid se creó en la confianza de que duraría más bien poco y ya vamos por seis meses. No necesitaba período trabajado anteriormente (hubo quien fue contratado en el bar el sábado 13 marzo y se fue a su casa esa misma noche pero, afortunadamente, con prestación. Ya es casualidad) y el tiempo que estaban cobrando no se descontaría de una prestación futura si perdían el empleo. Ahora se anuncia que esa excepcionalidad puede acabar con el mes.

En fin, que aquí estamos, esperando vacunas, esperando que no hay rebrotes y esperando que sea la economía la que rebrote.

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