El callejón del gato

Góngora, a juicio

Enciso formuló la denuncia al fundar el PAL, culebrón propio de la clase política a la que nos estamos acostumbrando

Comprar una finca rústica, recalificarla posteriormente como terreno urbanizable y revenderla ganándose una pasta es, como si dijéramos, un clásico en el capítulo de las corrupciones que ilustran las páginas del noticiero de cada día. Por indicios de haber incurrido en esa práctica, el Juzgado número 2 de El Ejido dictó auto al alcalde de dicha localidad, Francisco Góngora, atribuyéndole la presunta comisión de dos delitos de falsedad documental y contra la Hacienda Pública. En el mismo auto la magistrada acuerda el procesamiento de su hermano, su padre, un colega partícipe en la sociedad que se constituyó para realizar la operación del pelotazo urbanístico, y otro colega administrador de la sociedad mercantil que compró la finca. La cosa queda en familia. Lo curioso del caso es que los hechos se remontan al año 2000 cuando Góngora era concejal de Urbanismo del Ayuntamiento presidido por Juan Enciso que, a la sazón, en su día fue condenado por la Operación Poniente. Todo ello bajo las siglas del PP. Desavenencias posteriores enfrentaron a ambos políticos, Enciso fundó un nuevo partido, el PAL, y conocedor de los supuestos negocios de su antiguo concejal, formuló la correspondiente denuncia cuando en el año 2011 Góngora presentó su candidatura a la alcaldía. En fin un culebrón propio de la clase política a los que nos estamos acostumbrando. Y como viene siendo habitual en los presuntos casos de corrupción que abundan en los juzgados del territorio nacional, el alcalde de El Ejido manifiesta que no tiene previsto presentar su dimisión, ya que, a su parecer, los hechos que se le imputan no tienen "nada que ver con su gestión pública" sino que son como consecuencia de pertenecer a una sociedad. Nada que objetar a semejante proceder ya que lo extraño sería que asumiera su responsabilidad política y dimitiera. Y es que la corrupción se ha implantando en nuestro país como un hecho cotidiano y para que un político dimita previamente tendríamos que verlo con las esposas puestas. Claro que la culpa no es sólo de los presuntos delincuentes que se pasan por el forro las imputaciones. Otro gallo cantaría si el personal reaccionara con más miramiento a la hora de elegir a las personas que nos gobiernan. Este señor, Francisco Góngora, que hoy vuelve a ser noticia por tener líos con la justicia, era público y notorio que ya los tenía en 2011, lo cual no fue impedimento para que ganara las elecciones con mayoría absoluta.

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