Carta del Director/Luz de cobre

Granada y Almería, tan cerca y tan lejos

Granada y Almería tienen destinos parecidos y alta capacidad de desarrollo para afrontar un futuro con garantías

La relación de Almería con Granada, como la de dos buenos vecinos, siempre ha sido de amor y odio a partes iguales. Amor por la necesidad mutua de complementarse, nuestras playas para ellos; sus médicos, hospitales y universidad para nosotros y de odio por los localismos trasnochados y las rencillas por los proyectos que a un lado llegan y al otro se posponen para mañana.

Sea como fuere, la vecindad de ambas provincias ha funcionado, mal que bien, durante años en armonía y con la paz rota por pequeñeces que no vienen al caso, pero que han fomentado una rivalidad sana en cualquier aspecto, desde el deporte por bajarnos a la arena de lo común o la educación si nos elevamos al altar de la excelencia.

Este preámbulo tiene todo el sentido cuando acabamos de conocer que desde el Ministerio de Transportes, que ahora lidera Oscar Puente, se acaba de licitar la redacción de los proyectos por 18 millones de euros para renovar el trayecto ferroviario entre la ciudad de la Alcazaba y la de la Alhambra. La noticia entiendo que debe considerarse como positiva. En ese afán que en las últimas semanas el Ejecutivo Central tiene por “vender” todo cuanto cae en sus manos para contrarrestar la fuerza comunicativa de la Junta, las diputaciones y los ayuntamientos gobernados por el PP, valoro y hasta puedo aplaudir la propuesta. Pero debo hacer algunas precisiones aclaratorias a lo que nos presentan. Hablamos de licitar el proyecto. Desde que se da este paso, necesario por otra parte, hasta que se adjudica la obra deben pasar unos cuantos meses, -bastantes- y desde ahí a que se inicien otros pocos y ya ni les digo que podamos ver los trenes circular a una velocidad acorde con la sociedad moderna y tecnológica que nos ha tocado vivir y no con la decimonónica en la que todavía nos hayamos. Y es que ir a Granada en tren, para los de ustedes que no hayan hecho el trayecto desde hace años, todavía se tardan más de dos horas, que es casi lo mismo que se prolonga el viaje, por poner un ejemplo, desde Madrid a Sevilla en AVE.

Nos plantean como la panacea el intercambiador de Granada para acotar el viaje con la capital del reino, y lo hará, pero el tedio, el aburrimiento y la parsimonia que deberemos seguir padeciendo entre Almería y Granada seguirá ahí unos cuantos años más. Ambas capitales y sus pueblos, como les decía al principio, tienen más puntos y nexos en común de los que nos separan. Pero hasta ahora se han hecho pocas cosas para complementar y cumplimentar la capacidad de desarrollo que ambas tienen unidas, por encima de los retos y las infraestructuras que urgen se concluyan o se pongan en marcha en los próximos años. Granada y Almería, tan cerca y tan lejos siempre, pero con destinos unidos o al menos parecidos y con alta capacidad de reinventarse para afrontar con optimismo y garantías un futuro que siempre debe ser bueno.

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