Cuando alguien se mete con el habla andaluza nos cabreamos y nos ponemos muy dignos. Pero cuando llega el momento de ponerle nombre a algo -organismos, actos culturales, empresas- nos inventamos un nombre en inglés, eso sí, en un inglés macarrónico y con faltas de ortografía. El último caso es el nombre adjudicado a un organismo que todavía no existe nada más que el pensamiento de miembros de nuestro Ayuntamiento y de la no menos nuestra Junta de Andalucía. Se trata del uso que se le piensa dar al edificio que se haga después de demoler el horroroso inmueble que fue de Correos. Si todos los astros se conjugan favorablemente y no imitan a la obra de la Plaza Vieja, que ya va para el cuarto de siglo, va a ser un centro de innovación agrícola. Pero ese nombre, que indicaría exactamente lo que será y que todo el mundo entendería, no se lo van a poner, seguramente porque piensan que es poco glamuroso. El nombre será, si Dios no lo remedia, "Smart Green Cube". Así, sin anestesia. No sabemos de quién es la brillante idea, pero sí sabemos que quienes la han difundido a los medios informativos han sido Carmen Crespo y Ramón Fernández, consejera de Agricultura y alcalde, ambos almerienses. Esta ciudad nuestra es famosa por la pronunciación académica, tanto del español como del inglés. A este respecto no hay más que oír al citado alcalde cuando anunció la actividad cultural denominada "Solazo Feh", que es la versión en almeriense de "Solazo Fest". Por eso se suele contar el chiste. "¿Qué hacen dos massai en Almería? Respuesta: ocho (2 + 6 = 8). Con estas herramientas, si prospera el nombre del futuro centro de innovación se pronunciará "Esmar gren cube"; salvo los expertos en inglés que dirían kiub.

Los letreros oficiales no tienen la exclusiva de este delito papanatas; muchas tiendas, cuya clientela es exclusivamente local, llenan sus escaparates con "latinajos" que no entienden sus vecinos, y tampoco los ocasionales ingleses que pasan por la calle y que se quedan perplejos con términos o frases que jamás se han usado en su tierra. Los que nos quejamos de este sometimiento al idioma del imperio no tenemos en cuenta que con estos nombres ya tenemos la difusión internacional garantizada; hasta puede que llegue a ser "trending topic" (en almeriense trendin topih). Tampoco valoramos los quejicas que ahora tenemos por fin unas autoridades y un empresariado abiertos al mundo, "à la page", que diría un gabacho.

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