La tapia con sifón

Hielo deslocalizado

Lo desechable es otrolujo caro, por barato que parezca y por muy cómodo que sea

Un nuevo tema de conversación se ha sumado a los habituales comentarios sobre la ola de calor y la falta de camareros. Se trata de la escasez de hielo, todo un problema existencial. Me encuentro con frecuencia con Juan Martínez, el excamarero de Casa Puga de toda la vida, y surge, naturalmente, el tema del día. Juan recuerda que hubo una época en la que casi todos los establecimientos hosteleros tenían una máquina de hacer hielo. No desde siempre, porque la omnipresencia del hielo también es una moda. Pongamos como ejemplo el whisky: sus inventores, los británicos, lo tomaban (y muchos se lo siguen tomando) solo o con un poco de agua. Luego se puso de moda la soda, y muchas bebidas se tomaban con sifón, incluido el coñac y el vino tinto. Pero sin hielo: vean los "martinis" que tomaban en las películas americanas de los cincuenta. Hasta que se popularizó el hielo y se puso de moda el "whisky on the rock"; en las rocas, que dicen en Hispanoamérica.

No digo que las bebidas frías sean una costumbre actual, ya los romanos y luego los árabes mantenían pozos de nieve para hacer bebidas frías. Y los italianos del Renacimiento reinventaron los helados. Pero en todos esos casos era un lujo al alcance de pocos, y ahora parece como si fuera un artículo de primerísima necesidad como los pañales o las compresas. Que, por cierto, hasta hace poco ambos se hacían en casa y eran lavables. Lo desechable es otro lujo caro, por barato que parezca y por muy cómodo que sea. En otros niveles mucho más importantes y transcendentes lo estamos comprobando. La deslocalización de grandes sectores de la producción ha sido un abaratamiento de costes muy costoso, porque ahora nos encontramos colgados de suministradores externos, con la consecuencia de que nos falta de todo y los precios se disparan. Esto es así, tanto para cosas muy importantes como microchips, piezas para las fábricas o alimentos, como para estos pequeños lujos del hielo a manta.

No sé si habrá en el mercado todavía máquinas de hacer cubitos de las que me habló Juan; en las casas nos podemos apañar con las dos cubiteras que suelen traer los frigoríficos domésticos, pero los bares, los restaurantes y los chiringuitos de la Feria que acaba de empezar tendrán que seguir dependiendo del suministro "externalizado" de cubitos de hielo. Que disfruten de la Feria y que vuelva el poniente.

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