Estamos a dos décimas de los dos dígitos. Y dirán ustedes ¿de qué estarán hablando hoy estos? Pues de que el mundo se ha hundido y casi nadie se ha enterado. Explicación: la inflación en España se ha colocado en el 9,8 %, a dos décimas del 10 que, como la aritmética nos dice, es una cifra de dos dígitos. Y siempre nos han dicho que una tasa de inflación de este jaez nos dejaba a un cuarto de hora del fin de mundo. Aunque estamos con el pañal pegado al culo, todavía no nos hemos muerto. Que esta inflación es muy mala noticia, está claro, pero en peores garitas hemos hecho guardia. Alguno se acordará de que en 1977 la inflación llegó al 27 %. Y aquí seguimos vivos. Y mucho mejor de lo que España estaba en aquellos años.

Claro que hay peligro de que siga subiendo; nadie nos garantiza que hayamos tocado techo. La expectativa es que puede seguir subiendo, sobre todo si nos ponemos en la mente de cualquier consumidor o tendero: la inflación no la genera solo la subida del petróleo y del conjunto de las materias primas; también el comerciante que está ya pensando qué precios de su almacén "retoca" antes de abrir al día siguiente…por lo que le puedan subir a él la semana que viene.

Y la pequeña o mediana industria que hace tres cuartos de lo mismo. Y otros, más espabilados, que mantienen los precios de sus fabricados, pero disminuyen la cantidad del envase habitual. Y cuela, porque la mayoría de los compradores no leen la letra chica: si compra su paquete de fideos de medio kilo de toda la vida, no se va a figurar que ahora es de 450 g.

Es lo que se ha dado en llamar "reduflación" y que es más habitual y lleva más tiempo haciéndose de lo que nos creemos. Por supuesto, mucho antes de que la inflación sobrepasara el dos por ciento.

¿Cómo se corrige la inflación? Desde hace bastantes años se sabe que es un problema monetario: los precios no subirían si la gente no tuviera más dinero para pagarlos. La cuestión está en que si cortamos el chorro de billetes para que la gente disponga de menos -con lo que se corregiría la inflación más pronto que inmediatamente- las consecuencias son fatales.

Tenemos un ejemplo reciente con el "austericidio": las brillantes autoridades monetarias de los países ricos, en plena crisis de 2008, cerraron el grifo de los dineros y caímos en una depresión de caballo. Y es que tomar la decisión adecuada y equilibrada es difícil. Si fuera fácil, el presidente del Banco Central Europeo sería Fuegovivo y el de la Reserva Federal de EEUU sería Paquirrín.

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