La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

La Junta anda regular de salud

El sistema sanitario necesita una inversión no ya fuerte, sino extraordinaria, como de emergencia, y mejor gestión

Los datos están ahí. El número de andaluces que llevan más de un año esperando para una operación quirúrgica se ha triplicado prácticamente en un año: eran 16.539 en junio de 2022 y han sido 45.331 en junio de 2023. Los pacientes en lista de espera en general, para ser operados, ascienden a 203.375, un 35% más que el año anterior.

San Telmo, tenemos un problema. La Andalucía idílica que ha estado vendiendo Juanma Moreno desde los primeros compases de su primer mandato presenta algunos lunares. El más importante, el del sistema sanitario. También es uno de los dos o tres más determinantes de la intención de voto de los andaluces. Lo sabe muy bien Susana Díaz, aunque lo aprendió tarde.

El deterioro del Servicio Andaluz de Salud no ha venido de los recortes ni de la privatización que el PSOE derrotado y los sindicatos dieron por hechos desde 2018. La inversión sanitaria ha aumentado, pero las cifras antes citadas no mienten: es insuficiente, está mal gestionada o ambas cosas. Las excusas de la consejera de Salud, Catalina García, no valen. Que la situación que revelan los datos oficiales es delicada no lo va a cambiar el argumento de que los gestores socialistas escondían los suyos dentro de los cajones ni la idea peregrina de que se funciona tan bien que muchos andaluces antes resignados se lanzan ahora a engrosar las listas de espera.

La verdad es que el desarrollo y la evolución de la comunidad autónoma andaluza, como los del resto de España, están haciendo saltar las costuras de los servicios públicos de salud. Todo, desde el envejecimiento de la población que incrementa constantemente, y por fortuna, el número de usuarios y sus necesidades permanentes de atención y cuidado, hasta el propio progreso científico y tecnológico que permite combatir enfermedades que antes se dejaban por incurables, pasando por la deficiente educación sanitaria de la mayoría de los ciudadanos, todo hace aumentar exponencialmente los costes. La salud presenta una demanda siempre creciente que las administraciones afrontan con recursos siempre limitados.

Dentro de estas limitaciones objetivas, parece claro que quienes gobiernan la Junta de Andalucía desde hace casi cinco años no han sido muy conscientes de la trascendencia de la política sanitaria, aunque digan lo contrario. Es lo que demuestran los datos oficiales. En este terreno la Junta va camino del fracaso.

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