H EMOS dejado atrás el trimestre de la tercera ola, el de los cierres que nos hizo comprar el desayuno para llevar. Todavía queda por conocer, a final de mes los datos de la Encuesta de Población Activa del primer trimestre, pero sabemos lo esencial. Nuestro mercado de trabajo está condicionado por la estacionalidad. Ahora hemos descubierto una nueva estacionalidad, que no normalidad. La de los cierres que marcan las entradas y salidas del ERTE y el descenso o incremento del paro.

Se acaban de confirmar las restricciones y con ellas nuestras expectativas para el trimestre que comienza. Con todo ello podría resultar más fácil predecir qué sucederá con el empleo en abril. Básicamente, poca cosa.

Marzo finalizó con un incremento del paro. En sí no es un hecho excepcional en este mes en la provincia. La estacionalidad.. No podemos comparar con el año pasado, porque fue el mes en que se inició el confinamiento, pero en años anteriores el desempleo registrado solo descendió y ligeramente en 2018 y 2019. Un poco más excepcional es que llevemos cuatro meses consecutivos de incrementos del desempleo, en total 2.440 parados más que en noviembre y 14.800 más que en febrero del año pasado, justo antes del estado de alarma.

Así pues si unimos nuestra estacionalidad a la nueva, no cabría esperar descensos del desempleo en un trimestre que finaliza con la interrupción de actividad en los almacenes tan intensivos en mano de obra. Y, sin embargo, no todo fue incrementos del paro. En marzo, al finalizar el cierre de actividad en municipios grandes como la capital, unido a un aumento del horario de comercios y hostelería con la Semana Santa, el total de trabajadores en ERTE se redujo un 36% respecto a febrero. Actualmente están en esa situación 5.528 personas, un nivel algo superior a enero, aunque sigue siendo el segundo más alto desde junio.

Otro dato que alienta optimismo es el de contratación. En marzo se formalizaron casi 27.600 contratos de trabajo, similar a 2018 y 2019, pero los indefinidos alcanzaron un record, el 19,62% del total. En este primer trimestre, el 26% de las contrataciones fueron indefinidas -incluidos contratos convertidos en indefinidos- Si tenemos en cuenta que siempre ha oscilado en el entorno del 8%, tenemos pues un dato positivo para, insisto, el optimismo. Bien, veremos cómo evoluciona la estacionalidad, no la que ya prevemos cada año, sino la de la epidemia. De ella dependemos para la mejoría económica.

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