República de las Letras

Obras y servicios

Curioso que siempre sean los mismos los que realizan las obras de urbanización planificadas por el Ayuntamiento

Que Almería es la provincia más conservadora de Andalucía es cosa bien sabida. Incluso en las primeras elecciones municipales de la democracia en la capital ganó la derecha, UCD entonces, aunque los pactos de gobierno de la izquierda impidieron que llegara a la alcaldía. Esta ciudad, dicen, ha sido siempre atrasada, entre otras cosas -pero esto ya no lo dicen-, por su apatía y su repelús a todo lo que sea nuevo e innovador, a todo cambio. Los experimentos, suelen decir también, con gaseosa. Si esto fuese así siempre, estaríamos aún en la Edad de Piedra (los refranes y similares son conservadores, vienen del mundo rural antiguo).

Es nefasto en ocasiones el sistema de adjudicación de obras y servicios, esa especie de subasta en la que gana el presupuesto más barato. Se mueven muchos cientos de millones de euros de los almerienses en esos concursos donde no gana el mejor, sino el que precisa menos dinero. Luego, como la calidad de la obra es mala o muy mala, ya vendrán otros a reparar los daños. Y mientras tanto, para que los gastos de mantenimiento -que no da votos- sean mínimos, se restringe el uso. Es el caso del Cable Inglés, abierto ya, pero con cita previa. O los numerosos museos que se están abriendo en la ciudad: cuando no se sabe a qué destinar un edificio -que no cueste caro el uso, se entiende-, se convierte en museo. A algunos de ellos se accede sólo por cita previa -nada de ya que paso por aquí voy a visitarlo; eso sólo funcionaba con el Doña Paquita, cerrado por reformas mucho tiempo-. Es lo que han hecho con el museo del barrio andalusí, bajo el mamarracho del Mesón Gitano, a los pies de la Alcazaba. Curioso también que siempre sean los mismos los que realizan las obras de urbanización planificadas por el Ayuntamiento. Son unas pocas empresas las que siempre se llevan el gato al agua. También aquí la calidad es lo de menos. Por otra parte, la venta de terrenos municipales funciona mediante subastas. Este sistema permite la obtención de suelo a especuladores, mediadores y empresas creadas ad hoc que se dedican luego a alquilar y revender a otras empresas que, éstas sí, desean instalar una industria, un comercio o un servicio. Ya sería hora de adjudicar terrenos a quienes verdaderamente van a dar riqueza a la ciudad, no a los intermediarios que se benefician de una legislación que les favorece y encarecen el valor final del suelo. Será legal, pero…

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