“Polarizado estoy, ...”

El uso crecido de las palabras, sobre todo por su presencia en los medios de comunicación, no conlleva su buen empleo

Juan Ramón Jiménez pidió en verso, a la inteligencia, que le diera el nombre exacto de las cosas. Y la Fundación del Español Urgente, promovida por la Real Academia Española y la Agencia EFE, ha decidido elegir, como palabra del año 2023, “polarización”. Cuestión distinta es el nombre exacto de las cosas y si, con “polarización”, se dice bien lo que pretende decirse. La primera acepción del término es de materia física, para denotar que se restringen, en una dirección, las vibraciones de una onda transversal; la segunda lleva a concentrar la atención en el ánimo o en algo; y ya la tercera indica que se trata de orientar en dos direcciones contrapuestas. Luego, más que razones lingüísticas, aunque se refiera la evolución del significado del término, el uso de este se ha acrecentado por su presencia en los medios de comunicación, sin que esta circunstancia conlleve, necesariamente, el buen empleo de las palabras. No pocas veces, por razones eufemísticas, para evitar expresiones más directas, como enfrentamiento, confrontación, intolerancia, fanatismo, sectarismo, desencuentro, división o frentismo. Términos algo asociados son los de “muro” y “cordón sanitario”, aplicados al ámbito político, puesto que asimismo tienen que ver con la oposición, y la exclusión, entre las partes. La polarización, en definitiva, está más presente en el espacio político e ideológico, ya que, cuando se trata de rivalidades deportivas, animosas en los derbis, no se escribe o se escucha que las respectivas aficiones estén polarizadas o inmersas en la polarización. Las disputas familiares también se resuelven en términos de enfado o pelea, pero no, tampoco, de polarización. Esa misma vinculación política hizo que, el año 2016, la palaba elegida fuese “populismo”. Entre los doce términos, candidatos a la palabra del año, figuraba, además de la muy nombrada “amnistía”, “ultrafalso”, usado como alternativa a un galicismo, pero no presente en el Diccionario, para referirse a vídeos o audios no reales, aunque así lo parecen sometidos a una extrema manipulación. No se trata de la posverdad, si bien tampoco queda lejos en una casi familia semántica.

“Enamorado estoy, tengo todo el cuerpo malo”, cantaban Los Diablos, y no sería extraña una versión polarizada: “Polarizado estoy, …”.

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