República de las Letras

Política del miedo

Para el político profesional abyecto, es infinitamente mejor que la gente viva con miedo a que viva en libertad

Lo mismo que al político lo mueve el morbo del poder, disfrutar de poder, vivir de él, nada hay más doloroso para el político que tener que abandonar la poltrona. Lo cual es legítimo, sin duda. Aquel concepto de político que está en la movida por los ideales, por el bien común, por el espíritu de servicio o por el bien de la patria siempre fue un camelo. La conjunción de servicio público con beneficio privado –sea este en la forma que sea– es imprescindible para obtener un político. Nadie es profeta en su tierra y nadie hace algo por nada.

¿Y qué es lo primero que hace el político para conservar su oscuro objeto de deseo, el poder? ¿Cuál es el medio fundamental que tiene para conservarlo y progresar en el aparato político?: el miedo. La estructura social se basa en el miedo. Miedo a que cambien las cosas a peor. Miedo a que lo que el otro defiende me perjudique. Miedo a lo desconocido. Miedo a perder lo que se tiene. Miedo. ¿Y a quiénes hay que infundir miedo? Sobre todo, a los propios. Fidelizar el voto, no porque se tengan propuestas y proyectos ilusionantes y positivos para la sociedad, sino por el miedo al cambio. Para suscitar ese miedo hay que promover el odio al adversario. El adversario se convierte en enemigo personal. Para ello, se le insulta, se le demoniza, se le desprecia y se le humilla. Se destaca, por encima de sus logros –que hasta el más abyecto político reconoce siempre en el otro, aunque, eso sí, en su fondo más profundo–, se destaca, digo, sus errores. Da igual que se viva una pandemia, una guerra o una situación nacional o internacional límite. El enemigo sólo comete errores.

También es necesario infundir miedo a los votantes contrarios entre los jubilados, por lo pronto, que son muchos y muy sensibles a los cambios. Hay que infundir miedo a los funcionarios, a los trabajadores, a los autónomos, a lo agricultores, a los jóvenes, a las mujeres. Todo lo que haga, diga o proponga el adversario político es malo para todos ellos. Y sobre todo para los financieros, ese pilar del sistema capitalista. Miedo a perder beneficios los banqueros, los ahorradores, los rentistas, los accionistas de grandes empresas. Es infinitamente mejor que la gente viva con miedo a que viva en libertad. Y digo yo: ¿hay derecho a vivir con miedo? ¿Qué clase de país es el que funciona sobre el miedo de la gente? ¿Qué clase de políticos son los que viven sobre el miedo?

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