Prisas inoportunas

Si tantos abogados y tantos jueces han coincidido en atenuar penas, algo habrá en la ley que lo posibilite

Contra dos, ni Hércules puede", recomendaban, creo recordar (no estoy muy seguro), a Fedón porque enfrentarse a dos o más adversarios, enemigos o problemas, implica un reto casi imposible de superar. El consejo es: los problemas, si es posible, de uno en uno; a lo sumo, de dos en dos. Si, además de tener que enfrentarse a más de un rival estamos con el tiempo limitado, los problemas aumentan y primarán las prisas y la improvisación y se adoptarán unas soluciones cuyas consecuencias son imprevisibles y pueden ser desastrosas. El discípulo de Sócrates, al emprender la discusión, contaba por lo menos con un Yolao como buen escudero, y por eso se atrevió. Pero ahora, entre nosotros, a nivel jurídico y político, nos encontramos con que el Jefe de Gobierno, Pedro Sánchez, ha emprendido una aventura mucho más difícil que la expuesta por Platón. Y sin escudero, sin un Yolao. Me cuesta trabajo hacer una relación de la serie de proyectos de ley que se están tramitando en las Cortes. Son muchas, aparecen como en cascada; y tengo que añadir que son de gran entidad y, por ende, con tremendas repercusiones. Son muchos frentes abiertos simultáneamente. Y a eso se añaden las prisas. Y uno se pregunta: pero ¿por qué? Estamos viendo una carrera contra reloj para aprobar una serie de normas que van a regular nuestras vidas. Y las consecuencias de algunas de las ya aprobadas no están siendo del todo asumibles. No voy a entrar en el contenido de muchas de esas leyes, porque lo desconozco. Vamos a suponer que todas ellas intentan resolver problemas de gran envergadura de los ciudadanos. Pues más razón todavía para tomarse las cosas con calma. Deberíamos haber aprendido cosas del inmediato pasado. Las prisas y el no analizar incluso el valor de las comas de la ley "Solo si es sí" han ignorado la capacidad de los abogados que son capaces de hilar muy fino para sacar provecho de las ambigüedades y las inexactitudes del texto legal. Estoy lejos de conocer la técnica jurídica: pero si tantos abogados y tantos jueces han coincidido en atenuar e incluso anular las penas, algo habrá en la ley que lo posibilite. ¿A qué se debe? ¿A la ineptitud de los redactores o a la precipitación? Dos hipótesis penosas. ¿Y no temen que alguna de las dos pueda afecte a lo que se está tramitando? Seguro que no eran esas las intenciones. Pero recordemos: "el infierno está empedrado de buenas intenciones".

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