Siempre he creído que no es más rico quien más tiene sino el que menos necesita. Pero en un mundo en el que el éxito o el fracaso se mide por el número de ceros que uno tiene en la cuenta del banco es más que comprensible que las encuestas sean las que dominen y se instalen en nuestras vidas con la cotidianeidad de lo habitual.

El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha publicado un año más el Atlas de Distribución de Renta de Hogares. Un mapa que dibuja año tras año lo que algunos han dado en llamar “triste realidad” para la provincia de Almería: somos la que tiene menor renta neta por habitante: 9.709 euros por personaLas diferencias entre pueblos son enormes, pues el más rico duplica la renta anual por persona del más pobre. Arboleas es el municipio con menos renta per cápita en 2020, con solo 7.429 euros, mientras que Alcudia de Monteagud es el que tiene una mayor renta por persona, con 14.119 euros. No obstante, los datos de los pueblos más pequeños es poco representativo, pues Alcudia por ejemplo solo tenía 138 habitantes en 2020.

Viendo y analizando los datos estoy convencido de que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. No es que menosprecie la encuesta, ni mucho menos. Al contrario. Le doy absoluta credibilidad. Sin embargo debo poner en cuarentena que Alcudia de Moteagud sea el que mayor renta per cápita tenga por persona y Arboleas el que menos. Como datos, estoy convencido que son ciertos. Pero si lo analizamos desde cualquier otro punto de vista, social, ecoómico, laboral..., les puedo asegurar que tiene poco o escaso sentido. En Alcudia viven muy pocos vecinos, la mayoría pensionistas, que con sus mensualidades, claro está, alcanzan los 14.000 euros de los que habla el INE. Pero es un análisis vacío cuando se asegura que Adra, por ejemplo o Níjar, se encuentran entre los que menos renta por persona y año disponen, en el umbral de los 8.000 euros.

¿Esto significa que los abderitanos o los nijareños viven peor que los vecinos de Alcudia?. Rotundamente no. Simplemente el número de vecinos, que trabajan, el mercado laboral joven y dinámico y la inmigración se suman como otros parámetros a tener en cuenta, y claves, a la hora de definir cómo vive una sociedad o un pueblo determinado.

Entiendo que como foto fija puede ser relevante y que cada año por estas fechas los medios nos hagamos eco del Atlas, pero no deja de ser una encuesta con unos criterios que, con sinceridad me dejan un poso hueco y muy alejado de la realidad social de cada lugar. El dinamismo de aquellos que se encuentran en la cola arrasa como un ciclón a quienes suman euros sin mercado laboral, sin dinamismo industrial, sin comercio y con un turismo residual, cercano al cero, pero el que la vida padre triunfa.