La emisión de gases contaminantes, el vertido a la atmósfera de los llamados GEI y el uso irracional, irresponsable de los recursos naturales han puesto en marcha de forma silenciosa un proceso de cambio climático cuya nefastas consecuencias comenzaron a conocerse y a identificarse en el último tramo del SXX. La sociedad actual ha asumido el mito de que la energía abundante y barata no se agotará, de que la Ciencia y la Tecnología han encontrado soluciones al agotamiento de las tradicionales fuentes de suministro. Hemos comprendido que debemos apostar por las fuentes de energías renovables por varios motivos: por ser limpias, por abundantes y por "eternas".Pero sobre todo, porque estamos incorporando en nuestras pautas culturales valores de comprensión hasta ahora relativizados y sustentados en el modelo económico del desarrollo por el desarrollo cuando el modelo a seguir es otro muy distinto. Hemos acuñado en nuestra cultura el concepto de desarrollo sostenible, que desde el punto de vista energético significa un modelo de explotación económica que sostenga a la población actual sin comprometer a las generaciones futuras. Hemos asumido que cierto grado de cambio climático es ya inevitable, pero aún es posible frenarlo y paliar sus consecuencias. Para ello es objetivo prioritario ir sustituyendo las fuentes de energía convencionales por otras más respetuosas con el medio ambiente y nuestro entorno más cercano, para que esto se produzca aún debemos superar ciertos complejos como la competitividad, la reticencia de los inversores públicos y privados, la rentabilidad inmediata…Obstáculos a parte, algunos gobiernos y empresas hemos apostado con firmeza por emprender este camino, del éxito de esta simbiosis y del esfuerzo conjunto dependerá el futuro de nuestro planeta. Desde la Diputación de Almería a través de la Oficina Técnica de Mitigación del Cambio Climático ponemos en marcha proyectos que contribuirán en su medida a este propósito, debemos comprender que esto es necesario.