Resaca electoral

Hay principios y valores que no son negociables, y así se recogía en algunos programas políticos defendiendo la vida

Hoy, , lunes de reseca electoral, tras una actividad política desbordante y cansina, y víspera del Patrón de España, Santiago Apóstol, nos habremos levantado la inmensa mayoría de españoles, cada uno en su estado vital ordinario, recopilando la información necesaria, para afrontar con renovada esperanza el presente amanecer. A ver si los electos respetan los valores que deberían ser el principio de toda sociedad, la vida, la familia, la educación de nuestros hijos y el bien común, los cuales han sido manipulados y profundamente tergiversados por la ideología “progre” imperante. Hay muchos que siguen considerando con leyes demoledoras, desde vertientes comunistas, que la prosperidad y el progreso es lo mismo.

Al menos, por fin ha acabado la campaña electoral por tierra, mar y aire de todas las opciones ideológicas, incluso las que contaminan y destruyen España como una mala hierba y los valores que nos hacen grandes como país y como sociedad. A ver si tenemos suerte y nos encontramos con un gobierno que promueva la cultura de la vida frente a la cultura de la muerte, que defienda desde el corazón, sin tibiezas éticas y morales, la plenitud de la vida y evite este futuro distópico al que estábamos abocados sin diálogo y discernimiento.

Hay principios y valores que no son negociables, y así se recogía en algunos programas políticos, que proponían sin palabrería hueca, la defensa de la vida, derogar la actual ley del aborto, también la de eutanasia, apostando por los cuidados paliativos, oponiéndose a los vientres de alquiler y ayudando a la mujer embarazada en dificultades.

A ver si Sus Señorías dejan de legislar sobre decisiones personalísimas y más íntimas de nuestro desarrollo vital como mujeres y hombres en el ámbito de la sociedad civil y seguir siendo esclavos de normas ideológicas cegadoras de la luz, que hipotecan el hacer el bien como pueblo, como sociedad, como nación, como Estado.

Devuelvan la educación a los padres y a los colegios, apostando por el no adoctrinamiento en las aulas, que incluye una referencia expresa a la educación diferenciada, y defendiendo la libertad de lengua, y la siempre búsqueda del bien común nacional, esto es, cumplimiento de la génesis constitucional de 1978, lo que conllevaría derogar la ley de memoria democrática en todos aquellos aspectos que inciden en seguir abriendo heridas, las cuales cicatrizaron durante la Transición política con gran sentido humanístico integral y cristiano de amor a España.

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