Rescate emocional

Nada es aquí sostenible luego todo es idóneo. Carcajadas y risas de postín, escasos faralaes

Acorde con los tiempos mandé a mi holograma a confraternizar con la feria cool de Almería, un evento de Labordeta (Fernando) & Calavera (Paco) en la intelectual y selecta tetería de la calle Perea. Inmunes a la feria vulgar y anodina de las calles intrascendentes disfrutamos de unos, tendría que decir cócteles, que en realidad eran mojitos. Un mojito también es o debe ser un cóctel, o fuera o fuese, un mojito en mesa en una tetería con evento rodeado de intelectuales si no es equivale a un cóctel. Cóctel de verano aislado de temperaturas no sostenibles. Nada es aquí sostenible luego todo es idóneo. Carcajadas y risas de postín, escasos faralaes, en general ninguno. Paisanos y foráneos, sofás y hasta camas que deben ser divanes, divanes modernistas, modernismo sin humo, arabescos sin modernismo, bohemios con tarjeta de crédito, smartphone y tablet. Ilusoria sensación de pertenecer sin pertenecer, nubes de humo inexistente del pasado, huecos ecos de voces y rostros, portada del segundo disco de Joaquín Sabina en solitario, el de pongamos que hablo y calle melancolía, obsesos excesos de mandrágoras sin mandrágora, vaciado lento del aforo, como un lavabo que evacua todo el agua divertida y quedan las últimas gotas, que conversan como por eléctricos impulsos, polares enlaces, como afines iones que tan igualmente se atraen como se separan, picassianos destellos de famélicas tertulias pombianas, tertulia sin tertulia, intercambio de impresiones, carácteres y caracteres, a colación de quedar, como los últimos del bar, a punto de cerrar, mientras el camarero con mandil va bajando lentamente el brillo del candil de aceite, lámparas mágicas que se apagan, aún de día, como se disipan los sueños felices y todo desaparece. Y te vuelves a dormir ansiando continuar el sueño sólo que ya es otro, más difuso, más anodino, más terminable, sin portadas de discos mágicos de Sabina, con personajes nocturnos perennes sincréticos que rápidamente recogen y apagan, que rápidamente se van a coger el autobús nocturno de la huida, del aviso que el sueño se acaba y ya no hay más esa noche. Qué puertas de taxis se abrirán, qué personajes conocidos saldrán del portal de su edificio y saludarán, como el poeta esperando sólo con camisa blanca en la antigua estación, con las barreras del aparcamiento rotas y el mendigo que dice es gratis, estación de autobuses sin bar, sucios asientos tristes.

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