Graderío

Ramón Gómez-Vivancos García

Sobró el conformismo de la primera parte

ME sorprendió la presencia de Corona en el once inicial, aunque siempre he defendido al centrocampista de Talavera de la Reina. La consigna declarada por Hugo Sánchez en la rueda de prensa posterior al choque, no fue muy convincente desde mi punto de vista. Según el técnico mexicano, había que aguantar y controlar la primera media hora, a la espera de que los sevillistas se pusieran nerviosos. Para eso, Corona era fundamental en la posesión del balón, a pesar de tener que jugar tan escorado a la derecha. Sinceramente, a mí me parece un argumento válido, pero pobre. Sin embargo, Kanouté rompió los esquemas con su tempranero gol. Lo malo es que esas cosas pueden y suelen suceder a menudo. Afortunadamente el Almería, con la rémora del primer tiempo, cambió su mentalidad en una muy buena segunda mitad. A Crusat, el mejor de los nuestros, se le unieron varios jugadores que despertaron del letargo como Iriney y Uche. Sensacional el disparo del nigeriano y la parada de Palop. Más tarde, Negredo falló un gol que ni siquiera un jugador de regional puede marrar. Y cuando más cerca se estaba de empatar llegó el error, y ya van unos cuantos decisivos, de Bruno. Perdió un absurdo balón y después no supo cortar la jugada que le hubiera impedido jugar contra el mediático Barcelona, pero que habría evitado el segundo gol del Sevilla. De ahí al final los almerienses siguieron con la buena dinámica, encerraron al Sevilla, pero la losa de dos goles en contra en el Pizjuán fue demasiado pesada. Por cierto, a ver si se pudiera cambiar el horroroso diseño de la publicidad que exhiben las camisetas del Almería.

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