La tapia con sifón

Tapas y jetas

Otro aspecto de la cuestión es la abundancia de tonterías a la hora de diseñar un plato o una tapa; la moda de la fusión se presta a cipotear

Más sobre el manido tema de la tapa almeriense. Estaba con los colegas en nuestra ancestral comida de los viernes, cuando se suscitó el tema, pero desde otro punto de vista cuando Javi, el de la Bodega Montenegro, nos cuenta que días atrás le pidieron una botella de agua de litro y medio con seis tapas. La costumbre de tapear con bebidas no alcohólicas se está extendiendo. Será muy sano, pero se desvirtúa el clásico modo almeriense chato-tapa. Luego no nos quejemos de que la tapa almeriense se está perdiendo, cuando lo que se pierde es la afición. Algunos espabilados están aprovechando hábilmente la costumbre de tomar tapas con agua o refrescos. El sistema es que en la lista de precios ponen el agua con tapa incluida y, cuando pides agua sola, te rebajan la tapa. La rara astucia es que rebajan 30 céntimos, cuando la tapa extra la cobran a dos euros. Cuando reclamé tamaño abuso, el camarero lo justificó diciendo. “Es que estamos en el centro”. En el centro de la poca ética. Para que no se acuse a inocentes, el sitio donde me sucedió fue el Capitol, aunque me consta que no es el único. Otro aspecto de la cuestión es la abundancia de tonterías a la hora de “diseñar” un plato o una tapa. La moda de la fusión se presta a cipotear. Como ejemplo, les recomiendo que se pasen por el Mercado Central y vean la muestra de fotos de platos y cocineros almerienses. Hay unos pocos sensatos, uno elegante y varios popurrís a la moda, alguno tan absurdo como un calamar entero (no sé si frito o en aceite) cubierto de sobrasada. No digo el autor para motivarlos a que vayan a nuestra Plaza, que está preciosa, aunque con algunos puestos vacíos. Frutas y verduras con variedad y calidad; varias carnicerías con carnes y productos de élite, embutidos y jamones de Almería y de etiqueta negra, foie y quesos de todo el mundo…y abajo, un espectáculo marinero que, en estas fechas, abunda en mariscos y pescados espectaculares. Allí me ocurrió la última anécdota del día. En uno de mis puestos habituales, las quisquillas con huevas azules estaban a “50.00”. Se para un cliente y pregunta si es a cinco euros el kilo. Me quedo bizco, pero Paco Tijeras me cuenta que un día tenía cigalas de tamaño extra, vivas, a 120.00. Un cliente le pidió dos kilos y le dio 25 euros diciéndole que se quedara con la vuelta. ¿Jeta, despiste o pocas luces?

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