El año pinazo

Pinazo es uno de esos artistas inclasificables, visionario y extraño, que siempre propicia el debate

Acaba de cumplirse un siglo de la muerte del valenciano Ignacio Pinazo Camarlench, uno de los grandes pintores españoles del siglo XIX, y la ciudad del Turia se ha llenado de su obra en los espacios y museos más significativos. Hasta cuatro exposiciones, todas ellas comisariadas por Javier Pérez Rojas -el gran experto pinaziano-, copan la agenda cultural de estos días en Valencia. Personalmente, he tenido el privilegio de visitar todas ellas acompañado por él mismo, lo que enriquece notablemente la experiencia y las reflexiones a posteriori. Pérez Rojas es uno de los historiadores del XIX español más prestigiosos; nació en Huércal-Overa, pasó su infancia en Lorca y ha desarrollado su carrera e investigaciones en Valencia principalmente. Profundo conocedor de la escuela valenciana, ha dedicado muchos años al estudio exhaustivo de Pinazo, dirigiendo la cátedra que lleva el nombre de este pintor asociada al IVAM. En las muestras actuales, el museo de San Pio V y la sede de Bancaja expone principalmente los retratos y la pintura de historia, destacando el espacio donde se repasa todo el proceso creativo del gran cuadro "Los últimos momentos de Jaime el Conquistador", a través de una montonera bocetos y estudios preparatorios, todos ellos de una brillantez apabullante. El Almudí presenta una colección de desnudos donde sobresalen el cuadro "Las hijas del Cid" y un conjunto de dibujos-academias de enorme altura. En el IVAM, el comisario ensaya un arriesgado tour de force para cotejar a Pinazo con las vanguardias del siglo XX y hacerlo precursor de todas las audacias; se trata de una exposición plagada de multitud de obras, muy densa y ambiciosa, que, en todo caso, quizá hubiera necesitado la presencia de más obras de otros autores, circunscritos aquí, exclusivamente, a los fondos del propio IVAM. De todas maneras, parece que la institución no ha querido implicarse excesivamente con esta muestra, pues sorprende el lugar secundario que le ha destinado y el hecho de que ni tan siquiera la anuncie en la fachada principal junto a las demás temporales, algunas de ellas de menor relevancia. Pese a todo, merece la pena darse una vuelta estos días por Valencia y no perderse el acontecimiento; Pinazo es uno de esos artistas inclasificables, visionario y extraño, que siempre propicia el debate.

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