República de las Letras

Lo que he aprendido de estas elecciones

Juan Español, llegado a los 40, deja de aprender. Piensa que lo sabe ya todo. Tiene soluciones para todo

Hemos aprendido mucho de estas elecciones municipales (escribo el domingo, 28). En primer lugar, que ya no se hacen mítines, están pasados de moda. Eran un medio de exponer a los candidatos al juicio del electorado. Pero ya no importa ese juicio. En esos actos públicos se veía quién valía y quién no. Pero tampoco eso importa hoy. Se escuchaban propuestas para la siguiente etapa de gobierno local y se explicaba –más o menos– los logros de la etapa que terminaba. Pero a quién le importa eso ahora. Así que la gente ha votado informada por las televisiones. Y por los innumerables carteles y vallas que el PP ha expuesto por toda Almería. Iban a por la mayoría absoluta, y tenían en contra el buen tiempo del domingo invitando a los suyos a irse a Aguadulce, a la playa, a los que hay que añadir los que se fueron al Rocío. Quizá por eso creció tanto el voto por correo esta vez. A la izquierda del PSOE habrán sufrido una fuerte penalización del electorado por sus divisiones y peleas: hasta la portavoz de Podemos se tuvo que ir al grupo de no adscritos. Pero esos sí es verdad que no aprenden.

Nada se ha hablado de los logros ni de los problemas que tiene el municipio almeriense. Es una manera de subvertir el sentido de las elecciones locales. Son los efectos del trumpismo, que pretende desacreditar la democracia, devaluarla y destruirla finalmente, y uno de los medios de que se vale es precisamente vaciar los actos electorales de contenido. El poder económico hace tiempo que se plantea si es bueno para sus intereses que el voto del albañil o del viejo pensionista pueda valer igual que el del alto ejecutivo o del poderoso inversor y pueda cambiarle el orden establecido perjudicando sus intereses, que no coinciden, para nada, con los de la gente común y corriente. No hablar de lo que interesa, desmoviliza. De todas formas, cree Juan Español, que más que pensar embiste, todos los políticos son iguales. De eso se nutren las campañas de la derecha. Y las de la extrema derecha, que está ahí, a la vuelta de la esquina, acechando a las libertades.

Es lo que tiene este viejo vicio de aprender. De aprender críticamente, se entiende. Juan Español, llegado a los 40, deja de aprender. Piensa que lo sabe ya todo. Tiene soluciones inmediatas para los problemas más complejos, y con eso le basta para vivir de acuerdo consigo mismo, que es la única forma de vivir. En fin, que han ganado.

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