Tengo el pleno convencimiento de que el Libre mercado tiene en colectivos como el de los terraplanistas una de sus expresiones más auténticas de sentido: todo lo que sea susceptible de ser comprado o vendido en el contexto de las realidades que hacen que ese producto forme parte del sistema de relaciones entre sujetos con derechos, será tenido en cuenta. Si se ha llegado a vender y comprar una obra de arte consistente en el espacio vacío de una sala, con instrucciones de cuál debería ser la disposición de cualquier nueva ubicación de "la pieza" para quien la comprase…

El último congreso de terraplanistas, celebrado recientemente en una las Islas Baleares, ha vuelto a dar cita a lo más granado de la intelectualidad: "no hay pruebas de la esfericidad de la Tierra", comentan ufanos en alguno de los titulares que he leído. Ante tamaña desvergüenza sólo puede uno decir que son seres inasequibles al desaliento. Cuando una persona se pregunta por las explicaciones de un determinado asunto ha de hacer, en primer lugar, un ejercicio de honradez intelectual, que consiste en no hacerse trampas al solitario: tus conclusiones han de ser la narración de las evidencias que has podido observar, pero nunca al revés. Es decir, tú no puedes obligar a la realidad para que los hechos justifiquen tus demencias.

En un ejercicio de paciencia, uno puede plantearse escuchar sus argumentaciones: "no hay una curvatura visible en el horizonte", de modo que "el horizonte siempre se eleva para alcanzar la altura de los ojos"; "la nivelación de los mares sería imposible sobre una esfera", ¡y por tanto prefieren pensar en la Tierra como si del logo de Naciones Unidas se tratase! ¿Por dónde se empieza a argumentar con seres tan excepcionales?

Del mismo modo, pero en masas humanas más repartidas, circulan ideas completamente absurdas que han adquirido cuerpo a través de la Historia, y aún siguen hoy vigentes: "la monarquía es un sistema de gobierno que le da unidad al Estado que la soporta", como si no hubiese ejemplos suficientes que nos dicen lo contrario en ambos sentidos. ¿Está cercana la descomposición de Francia? ¿Está planteándose Haití un proceso monárquico constituyente a raíz de su enésima desgracia social? Querer apañar los hechos cotidianos a nuestras concepciones de la realidad es, además de intelectualmente inaceptable, la base principal de contradicciones futuras en nuestras vidas.

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