Carta del Director/Luz de cobre

Una ciudad de Primera

Contar con un equipo en Primera División si supone una más que notable visibilidad para la ciudad sin coste alguno

La Unión Deportiva Almería ya es de Primera División. Al margen de celebraciones -la de Leganés fue antológica y la de los aficionados el martes en la capital pasará a la historia por la devoción que los seguidores mostraron a la plantilla-, tener un equipo en la máxima categoría del fútbol da visibilidad, consolida la marca y te catapulta a los altares futbolísticos nacionales y a la cúspide turística. En los próximos días y semanas asistiremos a las previsiones que sesudos especialistas harán sobre el impacto que en la ciudad puede tener que el Almería esté en la Primera División. Es posible que la mayoría de ellos vayan encaminados o incluso acierten. Pero al margen de cuentos de la lechera, lo cierto es que con sólo la proyección mediática que supone jugar en campos como el Bernabeu o el Nou Camp, San Mamés o el Metropolitano y sumar a los seguidores de estos equipos ya habrá merecido la pena.

No se trata de soñar con imposibles o creer que es como un maná salvador que nos identificará por y para siempre. Ni mucho menos. Pero si supone una más que notable visibilidad sin coste alguno, que de otra forma sería inimaginable alcanzar. Situados en la excelencia, en el club de los elegidos, ahora hay que aderezar el condimento principal con el trabajo de las administraciones. Y es aquí donde el Ayuntamiento de la capital y la Diputación Provincial, quizá en la misma medida, deben ser capaces de aprovechar el tirón mediático para acompañar el producto con campañas atractivas que nos consoliden en el mercado nacional y, por qué no, en el internacional. Para que ustedes puedan hacerse una idea de la repercusión que un ascenso de este tipo tiene, basta mirar la cuenta de twitter del presidente Turki y comprobar como una sola foto suya celebrando el ascenso en Leganés con el equipo fue capaz de alcanzar un millón de impresiones en el twitter de este periódico. En un mundo globalizado, en el que las redes dominan, disfrutar del "caramelo" del ascenso para proyectarnos tiene mayor calado y presencia temporal, salvando las distancias, que en su día pudieron tener los Juegos del Mediterráneo o la capitalidad gastronómica. Luego, claro está, el impacto que para la ciudad tendrá la llegada, cada dos semanas de cientos de aficionados, o decenas, siempre es importante y no desdeñable. Todo suma, pero no deja de ser una mínima porción de la tarta que acabamos de adquirir, de la que tenemos todas la porciones y que debemos recomponer para conformar un diseño de varios pisos en forma de ingresos, presencia, proyección e imagen. Todos ellos enlazados para dejar cada semana un poso de buen hacer que se incruste en la memoria de cuantos nos visiten o se interesen por nosotros para agrandar la esperanza de una Almería mejor, consciente de sus posibilidades y capaz de forzar compromisos, aún por resolver, para alcanzar nuestros objetivos.

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