La tapia con sifón

Yo sí como?conejo

Recuerdo con salivación incluida un estofado con cerveza que nos obsequió una amiga belga ya desaparecida

En los años sesenta TVE, la única que había, emitió un anuncio cantado (no sé si entonces ya se decía “jingle”) para promover el consumo de patatas: Yo sí, yo sí, yo sí como patatas. Qué ricas están fritas y guisadas qué sabrosas, en puré son exquisitas y en tortilla deliciosas. Lo he recordado al escuchar una noticia sobre el consumo de carne de conejo que, al parecer, está en baja a pesar de la tradición y de las bondades de su carne, blanca, con poca grasa, digestiva y con múltiples formas de prepararla. Los países mediterráneos europeos somos los mayores productores y consumidores, con España a la cabeza, aunque, ya digo, disminuyendo últimamente. Quizá se deba a que se suele vender entero, con bastantes huesos, aunque ya en algunos mercados se comercializa en varios formatos, como el cordero y el cabrito. Una campaña como la de la patata quizá sería eficaz: Yo sí como conejo; que rico está en ajillo, con gurullos qué sabroso, con tomate es exquisito y a la brasa delicioso. En este último caso, con alioli, típico de Cataluña. Las dos primeras son recetas almerienses y también lo hacemos en fritá, en ajo cabañil, en arroz…En los años cuarenta y cincuenta, en el terrado de muchas casas almerienses se criaban gallinas y conejos. Era habitual el pregón de un vendedor callejero que ofrecía “¡Alfalfa pa los conejos!”. No hablaremos de los tronchos de coles del conejo de la Loles, ni de las bromas con las diferencias entre el conejo campero y el casero. Porque es verdad que el conejo silvestre es más gustoso, pero hoy día los paladares se han decantado por la levedad: gusta más el pollo de granja que el campero, y de las carnes de caza ni se le puede hablar a la inmensa mayoría de la población. Día llegará en que guste más la lubina de piscifactoría que la salvaje.

Volviendo a las recetas, recuerdo con salivación incluida un estofado con cerveza que nos obsequió una amiga belga ya desaparecida. En la web de la interprofesional del sector, intercun.org, pueden encontrar un buen puñado nuevas fórmulas. Una aportación a nuestros gurullos: que el carnicero le deshuese el conejo; con los huesos y unas verduras haga un caldo, que utilizará para cocer los gurullos. La carne la pasa por la sartén unos minutos, la saca y en ese aceite haga el sofrito. La carne la añade al final. Yo sí, yo sí, yo sí como conejo.

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