De fiestas, homenajes y celebraciones varias

La vida es suficientemente dura como para no aprovechar las diversiones que se nos ofrecen

Llevamos unos cuantos días de este mes de octubre en los que estamos disfrutando de varias celebraciones y homenajes. No está mal eso de que “viva la fiesta”. La vida es suficientemente dura como para no aprovechar las diversiones que se nos ofrecen. Algunas son fiestas con una fuerte componente popular y participaciones masivas. Pueden gustar más o menos, pero están abiertas a todos y solo el que no quiera ir no va. Un ejemplo cercano, la feria de la Alimentación Rural en Lubrín, con una presencia masiva de locales y foráneos. Sin distinción y sin limitaciones. Hay, por el contrario, otras celebraciones cuyo contenido y ritual son francamente diferentes, incluyendo las que se dedican a homenajear a distintos componentes de la sociedad. Sin ir más lejos, las que hemos tenido tan cerca como las del Día de la Hispanidad y de homenaje a la Guardia Civil. Reconozco que me queda muy lejos eso del “Día de la Hispanidad”. Me parece que, aparte de una fuerte similitud en el caso de la lengua, no quedan muchas cosas en común con los países de América del Sur, dándose además la circunstancia de que hay un alejamiento clasista de muchos de nuestros paisanos respecto a muchos de los que han venido desde allí a trabajar. Se me dirá que se trata más bien del “Día de la Patria”. Pero, en ambos casos, ¿cuál es el motivo de que la celebración sea una exhibición militar de los elementos que conforman las fuerzas armadas y los cuerpos y fuerzas de seguridad? ¿Son ellos, acaso, el paradigma de la “españolidad? ¿No debería modificarse el ritual de la celebración centrando el protagonismo en la población civil (“civil”, curiosa calificación de los que no somos militares, como si los militares fueran casta aparte)? Y en cuanto a los homenajes, creo que hice ya referencia a la sobrerrepresentación en plazas y avenidas dedicadas a la legión, a la marina y otras fuerzas militares, y no a las amas de casa, al gremio de los fontaneros o a los cirujanos vasculares. En el caso del homenaje a la Guardia Civil ¿por qué se le ha de tributar un homenaje especial? ¿Son acaso los únicos con los que la sociedad en general está en deuda? Sin duda se les debe algo, pero no más que a otros colectivos. Nos encontramos con esa fiesta cerrada a la que solo asisten los miembros del cuerpo y de las otrora calificadas como “fuerzas vivas”. Como si fueran un mundo aparte.

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