Me apresuro a aclarar el titular. Se trata de un menú ideal diseñado por un grupo de amigos que comemos juntos todos los viernes. Lo consensuamos el viernes pasado, eligiéndolo entre los platos de los restaurantes a los que solemos ir, que no son muchos y casi todos a poca distancia del centro por el aquel de la comodidad y el breve antes de la siesta. Citaré a mis colegas del “jurado” para que no se diga que me apropio del invento. Y de paso diluyo mi responsabilidad por no haber elegido otros platos y otros restaurantes. El equipo habitual está compuesto por Alfredo Sánchez y Agustín Molina –los tres iniciamos esta costumbre hace unos cuarenta años -, más Ángel Valdivia, Serafín López Segura y Juan José Durán, los cuales se han ido incorporando al ágape en épocas sucesivas.

La elección fue difícil porque solo queríamos poner un plato de cada uno de nuestros comederos habituales, para no hacer un menú demasiado largo. Tras larga deliberación y suficientes libaciones, quedó tal que así: tres tapas frías: tostada con tabernero (Bodega Montenegro), ensaladilla de gamba blanca (Salitre) y pulpo en aceite (Sacromonte); dos cazuelitas calientes: guiso de morrillo de atún rojo (Casa Joaquín) y alubias con foie y setas (Añorga). Pescado: merluza rebozada con yema ahumada (La Barra de José Álvarez). Carne: solomillo de ciervo (Vivo Gourmet). Postre: tarta de manzana (4 Hojas).

El único restaurante alejado de nuestro entorno habitual es La Barra, pero es que estábamos todos de acurdo en que el taco de merluza con la yema es un plato excepcional con pocos competidores, no solo en Almería. La tarta del 4 Hojas merece una descripción, porque no se parece a ninguna tarta de manzana. Tiene la forma de tarta tatin, con la pasta encima, muy crujiente; el relleno es similar al “apfelstrudel” alemán: manzana en dados, pasas, nueces y canela, todo muy jugoso. La sirven muy caliente, con helado de vainilla. La ración es para dos, salvo para los muy comilones.

Para no tomar demasiadas clases de vino, lo mejor es manzanilla o fino en rama y un buen tinto con larga crianza para la carne y el postre. Por supuesto, un buen espumoso brut va divino para empezar; y para el postre, en vez del tinto, es perfecto un sauternes, o un tokay, o un moscatel ligero como el Casta Diva. Feliz siesta.

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