Enfrentamiento desigual en el puerto de Barbate, viernes por la noche. Y derrota del Estado de derecho, con dos muertos y un herido grave. Por un lado, dos narcolanchas de 14 metros de eslora y cuatro motores de 300 caballos. Son parte de la flota del tráfico de drogas en el Estrecho, refugiada al abrigo del temporal. De otra parte, una zodiac de la Guardia Civil de 6 metros, con un motor de 80 caballos y seis agentes a bordo. Intentaban identificar a los narcos. En las imágenes que circulan, durante cuatro minutos se ve cómo las gomas dan una docena de pasadas junto a la zodiac. Hacen ostentación de su superioridad, potencia y envergadura. No son maniobras de evasión, sino de intimidación, hasta que una pasa por encima. Desde tierra, una jauría de jóvenes jalea a los pilotos. Espeluznante.

–Dale fuerte, dale otra vez. ¡Bien!, que se caguen tós. Óle, óle; embístele, con dos cojones. Mira, jajaja; los vas a ajogar.¡Qué los matan! Hostia, niño, qué cojones, qué descaro. A por ellos. Esto es un cachondeo, parece de mentira. Le ha dáo, le ha dáo. ¡Maricones! Dale otra vez.

Otra grabación, más corta, también muestra el abordaje de una de las narcolanchas a la zodiac de la Guardia Civil, que estuvo siempre a merced de los mafiosos. Es la otra cara.

–¡Que le va a dar! Y la Guardia Civil con esa mierda [de barca]… Lo que tienen aquí, no tienen otra cosa.

Un crimen trágico. Dos agentes muertos, uno del grupo de submarinistas, de 39 años, natural de San Fernando, y otro del grupo de acción rápida, barcelonés de 43 años. Dejan dos viudas y tres huérfanos, una niña de 12 y dos niños de 10 y 8. Un tercer ocupante de la zodiac sufre la amputación de un brazo. Hay además un herido leve y dos ilesos. Sorprende que la diferencia de medios sea tan desproporcionada.

Nada de esto es nuevo. Si acaso, la especialización en transporte y comercialización de hachís por bandas locales de Cádiz, con arraigo popular, según se desprende de la clac que animó el acoso a los guardias. La prevención policial no alcanza a contrarrestar la agresividad de jóvenes lugartenientes, como la mayor parte de los ocho detenidos por este ataque. Andalucía tiene circunstancias que la hacen atractiva para la radicación aquí de bandas del crimen organizado europeas.

Es frontera con la zona de producción de marihuana más importante del mundo. A principios de siglo había 135.000 hectáreas dedicadas al cultivo en el norte de Marruecos, con un rendimiento de dos toneladas por hectárea. Ahora se cree que no llegan a la mitad. La posibilidad de estas mafias de tener cuentas bancarias en Gibraltar y poder blanquear en el potente sector inmobiliario de la Costa del Sol cierra un círculo pernicioso. Los narcotraficantes están ganando la batalla al Estado de derecho en todos los frentes. Quienes piden un Bukele, como en El Salvador, son una muestra más de la derrota.

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