La pascua florida

Las calles se convirtieron en templos abiertos, su cielo como palio, su incienso aire y sus flores como ofrenda

La florida pascua primaveral se hace fuerte en la indaliana Almería cuando las calles huelen a azahar, geranios, jazmines y galanes de noche, empieza a apretar el calor con la fuerza del mediterráneo sur y justo en su octava litúrgica se acaba de recoger en su iglesia de Montserrat la última procesión de una Semana Santa para el recuerdo y plenitud de unas Hermandades y Cofradías de penitencia y también de gloria, que en comunión eclesial diocesana, han dado testimonio de su catolicidad popular.

Ha quedado de manifiesto y probado de forma fehaciente y pública el poder de convocatoria de las Cofradías, no solo durante la Cuaresma y la Semana Santa y todo el año cofrade, sino con la Procesión Magna organizada por la Agrupación de Hermandades y Cofradías con la colaboración, especialmente, del Obispado, Catedral, Parroquias, Ayuntamiento y Diputación, que se llevó a cabo en el mes del Rosario de octubre, y que fue todo un éxito de apostolado seglar con influencias del hecho religioso en los ámbitos de la tradición cultural.

Asimismo, ha quedado de forma notoria, que nuestras Hermandades y Cofradías no pueden entenderse más que desde la Fe y ésta comunitariamente vivida como hijos de Dios, abrazando la Cruz de la Escucha a su paso estacional pasionista por la Catedral de la Encarnación con el silencio del antifaz, el costal, la mantilla, el escapulario, muceta o la dalmática diaconal, y de esta forma en cada cofrade haya de verdad y siempre un hombre o una mujer necesarios para ser un cristiano y para que ese cristiano pueda llevar el apellido que ha escogido: el de cofrade.

Las calles se convirtieron en templos abiertos, su cielo como palio, su incienso aire y sus flores como ofrenda. Las Hermandades y Cofradías son una respuesta válida del ser y de futuro con sus carismas y sus nobles sentimientos pero siempre religiosas porque si no, se desvirtúa, cae su razón de ser, y dejan de ser útiles a las necesidades de la Iglesia y del Pueblo de Dios, un movimiento verdaderamente comunitario, estando dentro porque queremos, y no porque tengamos que estar.

Un paréntesis a esta reflexión. Por motivos personales este año me permitieron procesionar penitencialmente la tarde noche del Martes Santo con el negro hábito de nazareno en la humilde y venerable Cofradía del Santísimo Cristo de la Expiración del barrio de las 200 Viviendas en Roquetas de Mar. Gracias por permitidme ir con vosotros rezando y por hacerme sentir cofrade. Paz y Gloria.

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