La precuela

La verdadera precuela de cualquier acontecimiento es un barco a la deriva, con el timón roto directo a chocar

La precuela es un recurso-invento para contar después lo que deberías haber contado antes cuando te has quedado sin ideas en el transcurso de la narración presente y cuentas incluso cosas que no tienen nada de que ver pero que de algún modo desembocan en el desarrollo del argumento inicial. El proceso lógico sería contar todo en orden pero nunca ocurre nada en orden ni siquiera en la vida real. Siempre en una precuela de lo que va a suceder y luego sucede otra cosa diferente y entonces intentamos rememorar porque no pasó lo que se había esperado en la fase precuela dedicada a la imaginación, a la construcción de las escenas imaginarias futuras que luego nunca suceden. Es lo que viene a llamarse trazar planes y soñar como se van a producir los acontecimientos, sobre todo los acontecimientos deseados, pero en esa fase de precuela soñada, la precuela real bombardea por tierra, mar y aire todas las expectativas, ataca, declara la guerra total a los deseos de que las cosas esperadas se produzcan de una determinada manera y todo converge hacia el despropósito. La verdadera precuela de cualquier acontecimiento es un barco a la deriva, con el timón roto yendo directo a chocar con el iceberg propuesto por el destino. El destino, el devenir, el verdadero asesino de todas las expectativas cuya certero significado es siempre trazar planes para que fracasen todos los planes. Es decir, existe y se manifiesta ante cualquier evento reunificando todos sus efectivos contra el plan previsto. Basta entonces con no trazar planes, no hacer previsiones, dejar simplemente el barco a la deriva para que sea una casualidad que choque con el iceberg, pero no obstante el destino pone todos los icebergs posibles para que nunca falle. Entonces viene la precuela contada después, que, claro, es un truco para exponer lo que ya se sabe porque se sabe la resolución de la trama, ya tenemos toda la información y hacemos la trampa de contar lo que sabemos para no contar lo que habíamos planeado. En cada propósito hay una precuela posterior que es solo contar como todo llegó al despropósito. Qué pasó para que sólo se cumplieran parte de las expectativas o ninguna. Y como todo se acerca cada vez más acumulando precuelas a no esperar nada realmente a tirar por la borda los propósitos y al mismo tiempo la toalla. Seguir la derrota (rumbo trazado) y alcanzar la derrota (no llegar al destino trazado).

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