El rey del juego

El chico de Cincinnati es sin duda el mejor, el más joven, el que tiene que ser el nuevo rey pero al final de la película,

Querido Diego Luis Valera, nadie podría imaginar que los dos chiquillos que jugaban en la calle Mediodía de Huércal-Overa, con una casa casi enfrente de la otra, terminarían, uno presentándose a rector de la Universidad y otro escribiendo en el periódico local. Uno en lo más alto y otro mirando y escribiendo sobre eso prácticamente enfrente. Como en la película, el chico de Cincinnati augura que será el nuevo rey, jugando y ganando a todo el mundo y esperando al gran rival, un viejo y famoso rey al que todo el mundo espera ver destronado. El chico de Cincinnati es sin duda el mejor, el más joven, el que tiene que ser el nuevo rey pero al final de la película, en el último momento, después de ir echando a todos los participantes, quedan él y el viejo rey, hasta que se va descubriendo la última jugada, la que hará del joven el nuevo rey, o simplemente un perdedor, la emoción es máxima hasta que se descubre la última mano de los dos y el chico de Cincinnati pierde porque su farol no ha sido suficiente. El viejo le dice que no se apure, que será el segundo mejor jugador del mundo pero el chico se va como un perdedor porque, como en los presidentes de EEUU, nadie se acuerda del perdedor. Yo sé que es posible que lo vuelvas a intentar y que no te vayas como el perdedor, probando otra vez suerte con la moneda en la acera pero en eso nos diferenciamos, uno enfrente del otro, yo me iría con la cabeza baja pensando que no era lo mío, que el destino me está diciendo algo y no tiraría otra vez la moneda, me iría a un puesto anónimo, metido entre libros y clases, pero después de desplegar tanta publicidad, el puesto anónimo suena a caída de la buena, a miradas compasivas de los demás profesores pero sólo de los profesores que no se atreven a tratar de subir a lo más alto. Pero hemos convenido entre todos que lo más alto es siempre el que está por encima de nosotros y mientras estemos debajo de él estaremos perdiendo, algo que no comparto ya que lo más alto pueden ser otras cosas, justo las que te está preparando el destino si esperas lo suficiente. Siento que la filípica sea algo amarga pero si no no sería filípica. No hagas caso a alguien que todo lo ve a través de las películas pero piensa que aunque no te vuelvan a llamar para hacer discursos siques siendo el primero de la clase o el segundo porque siempre hay dos y yo el mismo al final de la clase observándolo todo.

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