Reflejos

Francisco Bautista toledo

El tercio Costa de Granada (y Almería)

En 1569, para ayudar a sofocar la sublevación de los moriscos en el Reino de Granada, se formó un Tercio, organizado, y puesto a su mando, por don Lope de Figueroa y Barradas (1541-1585). Esta unidad militar recibió a lo largo de su trayectoria bélica distintas denominaciones, entre ellas el de Tercio de la Costa de Granada, Tercio Viejo de Granada o Tercio de Figueroa.

Este Tercio, constituido por soldados proveniente del Reino granadino, reclutó a paisanos procedentes de Guadix, Adra y Berja, teniendo también gentes de Fiñana, Abla, Nacimiento, algún veratense o de las Alpujarras. En sus filas se alistó el almeriense D. Lorenzo Ferrer Maldonado, aventurero que dijo haber descubierto el paso del nordeste.

Entró por primera vez en combate en la toma de Galera, continuando con la reducción de los moriscos en el Valle del Almanzora y del Andarax. Sofocada la rebelión, se destinó a la vigilancia de los presidios de la costa de Granada y Almería, como también para defenderla de la piratería berberisca.

Más tarde intervino con otras unidades, bajo el mando de D. Juan de Austria, en la toma de Túnez, y posteriormente en la batalla de Lepanto. Muchos almerienses lucharon en aquella jornada jamas presenciada por la Historia, como diría el también participante en ella, D. Miguel de Cervantes, que la definió como «la más memorable y alta ocasión que vieron los siglos, ni esperan ver los venideros», el cual se integraría con su compañía, tras la batalla, en sus filas. En aquella gloriosa jornada, las compañías de este Tercio se repartieron entre varios navíos, estando una de ellas junto a D. Juan de Austria.Son muchas las aventuras y combates en los que participó esta unidad militar, recorriendo el Mediterráneo y la Europa de los Austrias, como también la península ibérica, en la conquista de Portugal. Tras esta última campaña se puso fin a este Tercio, integrándose los restos, de sus soldados y capitanes, en otros. El recuerdo de su valentía y arrojo marcó huella.

Muchos almerienses participaron en sus filas, destacando por su espíritu de sufrimiento y heroísmo. Pasaron los años, los triunfos y desastres se sucedieron en la historia militar de la corona española, siendo más frecuentes los primeros y extraños los segundos, llegando los ecos de estas hazañas hasta los antiguos soldados.

En las noches invernales, en sus largas horas de oscuridad, cuando estaban ante la lumbre del hogar, veían en su resplandor crepitante los días luminosos de su glorioso pasado, cuando fueron asombro de Europa.

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