El callejón del gato

La transición

Conviene mirar por el espejo retrovisor cuando uno oye el análisis catastrofista de algunas lumbreras

Se han cumplido cuarenta años de las primeras elecciones democráticas y no todo el mundo se ha sumado a la celebración del aniversario, por considerar que la transición a la democracia fue un fraude. Por lo que a mí respecta no trato de emitir una opinión, pero si me parece conveniente mostrar algunos datos objetivos. Antes de la transición, una ley de 29 de septiembre de1936 otorgaba todos los poderes a Francisco Franco. La Cortes Generales se crean por otra ley de 1942 como un órgano colaborador subordinado a la Jefatura del Estado, o sea, que no sirven para nada y, por si faltara poco, están compuestas por procuradores designados por Franco, otros natos como el prelado de las Españas, y electivos mediante sufragio restringido a los padres de familia. Los alcaldes de capitales de provincia y poblaciones mayores de 10.000 habitantes son nombrados por el ministro de Gobernación y el resto por el gobernador civil de la provincia. Hay carencia absoluta de pluralismo político, con pena de cárcel para quienes pertenezcan a una formación clandestina. Un sindicato vertical. Una censura férrea que lleva a la cárcel a quienes se extralimiten. El régimen también regula y controla aspectos de la vida privada como la implantación del matrimonio indisoluble. Estos datos son suficientes para que hagamos memoria y recordemos el ambiente que se respiraba quienes lo padecimos, y para que se hagan una idea, aunque lo veo difícil, quienes tienen la fortuna de haber nacido después de la transición. Con su llegada, el poder legislativo adquiere autonomía con un Congreso de Diputados variopinto que resulta de los votos emitidos por todos los ciudadanos mayores de 18 años, donde en las primeras elecciones ocupan escaño desde Blas Piñar hasta Dolores Ibarruri, cuya evolución es producto de lo que los ciudadanos han votado libremente cada cuatro años y, cuya misión, entre otras, es el nombramiento del presidente del Gobierno. De la misma manera funcionan los parlamentos autonómicos. En cuanto a los alcaldes son elegidos mediante sufragio directo. Hay partidos políticos para regalar, sindicatos múltiples, libertad de expresión reconocida en la Constitución. Y en lo privado se han dictado leyes que permiten el divorcio, la interrupción del embarazo, y el matrimonio entre personas del mismo sexo. En fin, disculpen el rollo, pero conviene mirar por el espejo retrovisor cuando uno oye el análisis catastrofista de algunas lumbreras.

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