La tapia con sifón

Otro que se va

Mustafa compró un hermoso local y lo restauró hasta convertirlo en uno de los más bonitos de la ciudad

El sector hostelero suele tener bastante movilidad. Los cierres, aperturas y cambios son frecuentes. Pero nunca es buena noticia que cierren los buenos. Hace poco cerró el mejor restaurante chino de Almería y ahora anuncia su retirada el mejor marroquí. Es curioso que Casa Chun y Aljaima sean vecinos cercanos: Aljaima en el centro de Jovellanos y Casa Chun poco más arriba, donde ha estado la última década de su larga trayectoria: fue el primer “chino” de la capital, en 1984, en la plaza del Carmen. Mustafa compró un hermoso local y lo restauró personalmente hasta convertirlo en uno de los más bonitos de la ciudad. Abrió en 2006 y ahora se quiere retirar al campo. En eso coincide con Chun, que ya lo ha hecho. También coinciden en usar productos frescos, condimentos de calidad y formas de cocinar tradicionales pero con puntos de cocción modernos.

La carta de Aljaima es variada y rica, clásica con muchos toques personales. Como el “babaghanush”, que sale templado y con limón damasquino. Siempre pido una de sus dos ensaladas de verduras frescas: al vapor en su punto y aliñadas cada verdura de forma diferente; o a la plancha, con aceite de argán. Entre los tagines –de verduras, de distintas carnes, de lubina, de calamares o de albóndigas de sardina- todos bien condimentados, destaca la “tangiya de Marraquech” con ternera, azafrán y limón, que recomiendo comer rompiendo la carne en hebras para que se empapen de salsa, y mojar con su tierno pan caliente. De la media docena de cuscús sobresale el de muslos de pollo marinado con canela y almendras (Madfouna). En todos los casos la sémola sale esponjosa y untuosa, nada que ver con los granos secos, recalentados que se estilan por aquí. La bastela es muy buena, con la pasta fina y crujiente y un relleno sabroso, menos seco de lo habitual en este plato de técnica delicada.

Los postres tienen la destacada presencia propia de la cocina marroquí: pastelillos variados, flan con azahar, almendras y miel (Almuhalabye) o la tarta sultán (queso, dátiles y almendras). Acompañados con un buen té verde con hierbabuena; o, si Mustafa está inspirado, con azafrán marroquí, una delicia aromática y estimulante. Tiene pocos vinos, pero aceptables: varios Protos, vinos magrebíes agradables y algún vino almeriense. Seguramente tardará algo en irse, pero por si acaso aprovechen ahora que pueden.

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