A vueltas con la amnistía (o como se llame)

No parece razonable plantear el asunto como “sí o no”. Adoptar posiciones dogmáticas no ayudará a nada ni a nadie a llegar a buen puerto

De alguna manera me han pedido que clarifique mi posición sobre una eventual amnistía, se llame como se llame. Y la primera cuestión que me plantean es ¿por qué se acuerda la amnistía? Como aún no se ha acordado ninguna amnistía reformulo la pregunta de la siguiente manera: ¿por qué se acordaría una amnistía? Contesto: en primer término, solo podría acordarse porque existen consecuencias que se derivan de una condena por unos hechos calificados judicialmente como delitos. En segundo término, porque a consecuencia de aquellos hechos se ha vivido, y en parte se está viviendo, un clima de cierta tensión que habría que eliminar o al menos suavizar en aras de la convivencia. Si la amnistía puede hacernos avanzar en esa dirección, bienvenida sea. Ahora bien, siendo partidario ”in abstracto” de esta amnistía, hay que descender al momento, al “in concreto”, y lo que hay me hace concluir en sentido contrario. Las declaraciones que están haciendo los líderes independentistas casi diciendo que “ho tornarem a fer”, que la amnistía solo tendrá sentido si se sigue el “proces” tal como lo dejaron el 1-O; o, como se atreven a decir algunos, que si se concede la amnistía volverá a tener la validez la “Declaración Unilateral de Independencia”, todo esto me hace decir que, en ese caso, yo no sería partidario de ese acuerdo. En esas circunstancias, si me preguntara Pedro Sánchez si conceder la amnistía incluyendo “hablar” de referéndum, le diría que no. Hacer estas concesiones a cambio de la investidura no me parece de recibo. Así de claro. Amnistía, o como se quiera llamar, a cambio de renunciar al procés, sí. Si además los independentistas votan a favor de un gobierno que ha avanzado en el reconocimiento de muchos derechos hasta el momento ausentes; que ha mejorado la situación económica de trabajadores y pensionistas, también diría que sí. Solo quedaría que me aclararan cuál sería el auténtico alcance y las derivadas de la tan traída amnistía. Porque se oyen las cosas más raras en boca de algunos. Si aplicar una amnistía significara, como dicen algunos, negar la validez del proceso judicial y negar que se haya cometido delito, entonces diría que no. En todo caso, también hay que esperar la resolución del TDH que ha admitido a trámite los recursos presentados por los condenados. No parece inteligente plantear el asunto como “sí o no”. Adoptar posiciones dogmáticas no ayudará a llegar a buen puerto.

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