Tribuna

José María Martínez de Haro

ESPAÑA EN DOS MITADES

ESPAÑA EN DOS MITADES

ESPAÑA EN DOS MITADES

Las democracias parlamentarias en Europa respetan los equilibrios entre las mayorías y las minorías con la convicción de parte de todos los grupos políticos que los asuntos de Estado no pueden imponerse por las mayorías sin el acuerdo con las minorías. Solo así se cumpliría con la voluntad plena de la ciudadanía.

En España no hay verdadera tradición democrática, ni la educación cívica que pudiera ejercer de contrapoder efectivo ante ciertos excesos de los gobernantes. El mero cumplimiento del rito electoral cada cuatro años parece que determina las únicas responsabilidades sociales sobre la vida pública. Con exa laxitud e inoperancia se deja al arbitrio de los gobernantes cuestiones de trascendencia pública como son los asuntos de Estado. Hay sin embargo algunos ejemplos de cómo la clase política española entendió la importancia de los consensos mayoritarios ejerciendo con plenitud democrática en favor del desarrollo y el progreso de los ciudadanos. El primero de ellos fue la propuesta y aprobación de la Ley de Amnistía de 1.977. Las izquierdas volvían a España tras años de exilio y clandestinidad, algunos dirigentes habían participado en aquella guerra incivil, otros en el régimen franquista, se trataba de perdonar todas las responsabilidades en actos de guerra y después de la guerra, un perdón generalizado que hacía posible el tránsito de una dictadura a una democracia. Queda grabado en la historia de la dignidad política el discurso de Marcelino Camacho, PCE, defendiendo esa ley el 14 de octubre de 1.977; “ Esta propuesta la hace el Partido Comunista de España, nosotros consideramos que la pieza capital habría de ser la reconciliación nacional,hemos enterrado a nuestros muertos y a nuestros rencores y por eso hoy más que hablar del pasado queremos decir que la minoría comunista se congratula del consenso de los grupos políticos porque esta es la amnistía que el país reclama” Un discurso que ahora parece un mensaje premonitorio y directo a actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Repito las palabras clave, “ la amnistía que el país reclama”. Este pais, no ha reclamado esta ley de amnistía aprobada hace días en el Congreso por la despótica e interesada imposición de una mayoría .Y esa realidad lacerante la conoce bien Pedro Sánchez y los juristas degradados de ética y dignidad que le acompañan. Puedo dar testimonio de aquella fiesta parlamentaria porque yo, entonces joven periodista, estaba allí. Los dirigentes de los principales partidos salieron de sus asientos y se abrazaban, hubo vítores y vivas. Recuerdo a Dolores Ibárruri, Santiago Carrillo, Felipe González a Justino de Azcárate, saludando a Alfonso Osorio, Landelino Lavilla, Adolfo Suarez, unos y otros hacia el mismo objetivo , la concordia y la paz. El pueblo español estaba allí presente mostrando su plena voluntad en el Parlamento y celebrando el gran día de una democracia naciente.

Años después, los grupos parlamentarios ya constituidos formalmente, decidieron delegar en sus dirigentes la firma de un acuerdo que abría las vías del desarrollo económico y político; los Pactos de la Moncloa. Las distancias políticas y los recelos se plegaron a una realidad única y primordial; la necesidad de contribución constructiva a los avances necesarios en la nueva etapa política. Con la maestría del gran profesor de economía Enrique Fuentes Quintana los partidos con presencia parlamentaria acordaron aquellos Pactos de Estado sin perjuicio de las ideologías ni menoscabo de la dignidad de los firmantes. España salió con brío hacia el horizonte de progreso y libertades. Aquellos pactos si fueron una reclamación ferviente de la sociedad civil a sus representantes públicos.

Pero a veces el destino tuerce el rumbo de los mejores propósitos. El 14 de marzo de 2024 a las 13,45 h. día nefasto para la Historia, el consenso y fundamento de la democracia española fue arrasado en el Congreso de los Diputados por unos grupos organizados en su propio beneficio político y económico. Los 120 diputados del PSOE han sido los ejecutores de esta fechoría conjurados con otros colaboradores necesarios, 178 votos frente a 172, España en dos mitades , la voluntad plena del pueblo español quebrantada en maniobras que debilitan el Estado de Derecho, cuestionan el poder judicial e ignoran lo que significa gobernar para el pueblo. Y eso tan dañino para España ha ocurrido por voluntad de solo dos personas; Pedro Sánchez Pérez-Castejón y Carles Puigdemont. No cabe imaginar algo semejante en democracias asentadas de Europa, Alemania, Inglaterra, Holanda, Suecia, etc. etc. Pero aquí ha ocurrido como algo inevitable. Y ha podido ocurrir por las viciadas estructuras organizativas de los partidos políticos que han degradado el significado que la constitución les tiene encomendados. También por la Ley Electoral que dejan en manos de unas minorías dirigentes de los partidos el designio de decenas de miles de candidatos a las elecciones. La voluntad y el criterio personal se anulan de facto a las órdenes del partido como si de una secta medieval se tratara.

Con esta ley aprobada, 6.752.983 votantes socialistas habrán de asumir la responsabilidad y las consecuencias de esta Ley Infame y el significado pernicioso de esta fecha. Media España, PSOE y sus socios, han logrado imponerse sin atender a la otra media. Otra vez. La trágica historia de este país muestra fracasos y enfrentamientos cuando estas dos mitades se han dividido en barricadas insuperables. Pedro Sánchez anunció en su discurso de investidura que se disponía a “construir un muro” que haría imposible el encuentro de esas dos mitades que helaron el corazón de Antonio Machado. Y también el nuestro. Hemos de retroceder a 1876 y la historia reciente señala que el PSOE ha mostrado su capacidad de traición a sus propios fundamentos y a España en el siglo XIX, en el siglo XX y en el XXI. Por ello Sánchez, Ábalos y tantos otros no parecen muy afectados por su traición y se sienten satisfechos de haber perpetrado desde el propio gobierno un golpe de Estado que vulnera todos los fundamentos de la democracia y del Estado de Derecho. Para ello le han sobrado lacayos siempre dispuestos al asalto y reparto del botín.

Sin embargo, Sánchez no ha inventado nada, todo esto ya se ha experimentado con éxito en democracias débiles en países de América hispana ahora convertidas en autocracias criminales. La patente y sus consiguientes dividendos la ha importado Jose Luís Rodríguez Zapatero y como franquiciador “pone la mano” a ambos lados del Atlántico. Y en España ha encontrado la democracia más débil de Europa, los hechos lo prueban, Pedro Sánchez es un peón ensoberbecido y autor de esta embestida contra los muros de la democracia española. Y de momento parece que ha tenido éxito en su fechoría.

Sánchez, mentiroso y cínico, Puigdemont, sedicioso y cobarde, ambos carecen de toda grandeza en esta partida contra España. Mas allá de su sonrisa metálica, una nube de incertidumbre enturbia el rostro de Sánchez, su nombre se inscribe ya entre los Felones ; el Presidente que quebró la sonrisa de un país confiado y tranquilo.

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