Pasión negra

Pasión negra

Aestas alturas de la afrenta, resulta que Puigdemont si tiene quien le escriba. Incluso tiene quien le ame, y quien le defienda en esta desolación que amenaza días alternos que pueda ser empapelado por la Justicia de la UE o detenido si asoma el tupé por alguna frontera española.

Emociona contemplar la ternura que le prodiga el presidente del gobierno español. Hace apenas meses era un apestado en ruta itinerante que tocaba la flauta con una escalera y una cabra a la puerta de los tribunales europeos. Un titiritero más en el bullicio de esa Unión Europea, burocrática y flojeras. Tan es así que Pedro Sánchez como presidente en funciones el 5 de noviembre de 2019 declaraba con voz campanuda; “si gano las elecciones, prometo traer de vuelta a España a Puigdemont para que sea juzgado por los tribunales españoles”; ¡!Olé sus huevos¡! convencimiento y arrojo, si señor. Los españolitos no vieron cumplida esa promesa, pero si vieron como ardía Barcelona, como aquellos chicos revoltosos de la cerilla lanzaban artefactos y adoquines y herían gravemente a policías, como cercaban el aeropuerto del Prat, como bloqueaban la frontera con Francia, Pedro se comprometía devolver a la Justicia a un prófugo fugado y a todos aquellos que le acompañaron en jornadas de violencia extrema.

Los extraños vericuetos del alma humana llevan a contemplar la luna como un garbanzo fosforescente, años después resulta que Pedro no piensa traerlo ante la Justicia como prometió, porque Pedro ha descubierto que necesita a Puigdemont para continuar en su rollo. Y se arroja a una defensa a ultranza cual abogado defensor de sus causas pendientes. Con la misma naturalidad, impulsado por una ciega pasión negra, esa que enturbia el alma de deseo, ahora se empeña en traerlo a España coronado de laureles con entrada triunfal en Madrid con alabarderos, trompetas y cimbales. Pedro, como es propio en el, actúa siempre con total convencimiento y está inmerso en una campaña de imagen para que todos amemos a Puigdemont ,víctima inocente de la falta de imparcialidad de algunos jueces y magistrados que “escandalosamente” tratan de aplicar la Ley. Va a resultar que aquí en esta España carnavalesca el monigote se erige Rey con los aplausos enardecidos del populacho. Craso error, días atrás la Junta de Fiscales del Tribunal Supremo avaló técnicamente el auto del Juez Instructor del juzgado nº 6 de la Audiencia Nacional solicitando al Tribunal Supremo investigar a Puigdemont por terrorismo. Horror, han leído bien; terrorismo, es decir, algo más grave que aquellas mangadas de los Pujol en Banca Catalana. No hubo necesidad de escuchar al abogado de Puigdemont sobre su posible recurso, Puigdemont cuenta desde hace meses con otro abogado de oficio que se llama Pedro Sánchez. Además de su encendida defensa sobre la inocencia de su defendido, Sánchez y su gobierno “advierten” que la Junta de Fiscales del Supremo no tiene la última palabra sobre Puigdemont “¡! Como se atreven jueces, magistrados y fiscales a cuestionar la palabra de Pedro Sánchez, un político con la verdad como bandera ¡!. La capacidad y profesionalidad de la alta magistratura y de la Fiscalía del Tribunal Supremo no encajan con los planes del gobierno que cuenta con un as bajo la manga; El Fiscal General del Estado, un alma en pena que vaga cabizbajo y al parecer capaz de “corregir” la decisión ampliamente mayoritaria de la Junta General de Fiscales, porque, damas y caballeros, en España la Fiscalía General ¿ de quién depende? Pues eso, del gobierno. Un nuevo y serio tropiezo para estos planes; la Asociación Profesional independiente de Fiscales ha recurrido el nombramiento del Fiscal General del Estado, dos argumentos de peso; El Fiscal General ha sido señalado por el Tribunal Supremo por “desvío de poder”, la mas grave acusación en el estatuto de la Fiscalía y también por haber privado al Consejo Fiscal de emitir un dictamen sobre la proposición de ley de la amnistía como ha solicitado el Senado. No hay precedentes en ningún país democrático

Para amarrar las jugadas nada mejor que peones de brega en lugares decisivos y decisorios, El Tribunal Constitucional, una canonjía atenta a la madre reverenda. La Fiscalía General del Estado, un florero vistoso al servicio de quien le nombra o le quita. La presidencia del Congreso, una ignorante temeraria que no se ruboriza ante su servilismo sectario. El letrado mayor del Congreso, lean sus informes de dama de compañía de los edictos de Sánchez sobre la amnistía. Y asi podemos recorrer el panorama fosforescente de los altos cargos nombrados por Sánchez en Instituciones y Organismos Públicos. Los edecanes se multiplican por doquier y la dignidad, la ética y el pundonor cotizan en el mercado de la casquería. Eso es lo que depara ese amor incontrolado de Sánchez por Puigdemont y asociados. Pero el apasionamiento del presidente no alcanza a conocer la opinión real de la mayoría inmensa de españoles sobre Puigdemont. Este viejo país de mala leche odia a los cobardes, desprecia a los chulánganos, y aborrece a quienes afirman con cara sonriente que detestan España y a los españoles considerándolos seres inferiores. Tal vez `por esa sensación de impunidad sanchista los teóricamente amnistiables prometen volver al golpe contra el Estado español y acabar con el sistema de libertades y derechos amparados por las Constitución. La realidad es que el Prófugo se ha convertido en ser aborrecible en su aspecto y en sus intenciones aviesas Por cosas menores en tiempos pasados España mostró su orgullo y capacidad para atajar las afrentas a la soberanía nacional proclamada por los españoles cuando votaron democráticamente en 1.978. Pedro ampara y mima a este prófugo cobarde con quien ha hecho un trato de beneficios mutuos. Debiera entender lo poco que importa a los españoles las desventuras de Puigdemont. Aquella promesa de Sánchez en 2.019 hace mella en su credibilidad y en su valentía para afrontar de cara la situación que plantea este golpista en su pulso contra el Estado español.

Está por ver esa si pasión negra será causa suficiente para librar al fugado de la Ley y la Justicia. Por ello, viendo que el tiempo se acaba y la Ley no prospera, temiendo que el Tribunal Supremo pueda abrir una investigación sobre Puigdemont por indicios de delito de terrorismo y alta traición, Sánchez quiere retorcer la Ley de Enjuiciamiento Criminal que el mismo propuso y aprobó en el Congreso derogando la Ley que aprobó el PP con Mariano Rajoy . En otra muestra de cinismo Sánchez apunta a Puigdemont la posibilidad de cambiar de nuevo la Ley de Enjuiciamiento acortando los plazos de la instrucción judicial, ahora se trata de proteger a los delincuentes asociados a Sánchez y contra todo atisbo de pudor y razón lograr la impunidad de Puigdemont y sus camaradas golpistas. La democracia española no podrá soportar otro desgarro más, la independencia del poder judicial está siendo lapidada bajo los escombros del Estado de Derecho. La Justicia y la Ley en Europa y España habrán de frenar estos peligros.

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