Tribuna

José María Martínez de Haro

La gran estafa

La gran estafa

La gran estafa

Como una jauría vociferaban Y rugían. El Congreso de los Diputados volvió a uno de sus habituales carnavales con representaciones grotescas de personajes menores ardorosamente lanzados a la zafiedad y el esperpento con una consigna grabada a fuego ; “todo por el asiento , el sueldo y las prebendas” que tanto lucen en los menesterosos de turno. Desde inolvidables jornadas en la II República no se había conocido una sesión donde la iracundia parlamentaria mostrara tal destello. Diputados y diputadas entregadas al insulto y señalamiento de jueces y magistrados. La zafiedad y soberbia de unos y otras saturó el ambiente del hemiciclo mientras ejecutaban el esqueleto del Estado de Derecho. La presidenta del Congreso, que paradoja, una indigente intelectual en ejercicio, no se dio por enterada de los insultos contra jueces y magistrados permitiendo que Junts, ERC, Podemos y Sumar lo rebajaran a una corrala pestilente. Ignora en su incultura que ella se debe a una representación institucional y esto es incompatible con su indigna entrega a una ideología partidista. Esta es la única explicación a su silencio aquiescente y cómplice, mientras escuchaba los improperios a jueces y magistrados que ejercen su trabajo aplicando las leyes que se aprueban en ese Congreso que ella preside de manera tan impropia. Tal ha sido el espectáculo y la indignación que nueve vocales solicitan que el CGPJ se pronuncie por el mutismo de Armengol ante el señalamiento a jueces y magistrados. Hasta aquí hemos llegado de la mano del gobierno de coalición social/comunista/separatista que viene empujando a la democracia fuera de los límites de la Constitución; un país cada vez más cerca de África que de Europa. La sesión del martes 30 de enero fue una prueba contundente del despotismo a ultranza de un gobierno y un partido, el PSOE, capaz de llevar al Congreso una Ley que rompe el consenso constitucional y político en que se fundamenta nuestro sistema de libertades y derechos. No son relevantes las cuestiones técnicas, ni tampoco los resultados de la votación, en todo caso se puede corregir “a medida” con la consiguiente abdicación a la dignidad que muestra Pedro Sánchez, cuestión que emana de su propia naturaleza, Pedro se humilla y miente incapaz de elevarse contra su instinto. Todo lo que viene ocurriendo desde 2018 se basa en una arquitectura cuya argamasa es la mentira, la humillación y la corrupción política y moral de todos quienes participan, como cabezas visibles el propio Sánchez, el Ministro de Justicia abandonando silenciosamente el hemiciclo y horas después tratando de mezclar una cal y otra de arena con unas palabras sacadas de Wikipedia sobre el respeto del Gobierno por la independencia de los jueces, bla, bla, bla. Y también la presidenta del Congreso incapaz de reconvenir o de llamar al orden por un ataque directo a uno de los tres poderes del Estado. Estimulado por la unanimidad borreguil de su tropa, Pedro se ha envalentonado y el viernes declaraba ufano; ” como todo el mundo sabe, los independentistas no son terroristas y por eso podrán ser amnistiados”. Quiere decir que todo el mundo comparte con satisfacción este disparatado dictamen de inocencia absoluta y por ello es una obligación de todo buen español amnistiar a los delincuentes golpistas que condicionan que Pedro continue en el poder. En consecuencia, según la Doctrina de Pedro, prestigioso experto en leyes, los Tribunales y jueces actuaron sin legitimidad y los juicios no fueron un ejercicio potestativo y democrático de impartir Justicia, asi pues todas las condenas deben ser anuladas. Los españoles aplaudirán contentos que sediciosos, golpistas, malversadores, prevaricadores, incluso quienes están señalados con indicios de terrorismo y traición a Estado español , salgan de rositas con una vitola de impunidad en la solapa. ¡! Grandioso¡! El presidente del gobierno se ha erigido en Juez y parte beneficiaria de la otra parte del contrato con Puigdemont y desde ahora preside el poder ejecutivo, ha invadido el poder legislativo y finalmente se arroga las competencias del poder judicial asentando jurisprudencia sobre lo que no es terrorismo. Con Pedro vestido de toga y luciendo puñetas, no hay necesidad de sufragar a tantos jueces y magistrados. Esto no es novedoso, ya se ha conseguido en un proceso similar en Venezuela, Honduras y Cuba; un único poder plenipotenciario, una autocracia con tintes populistas y comunistas. Cuando algunos jueces continúan ejemplarmente cumpliendo con su deber se les señala, se sueltan los perros de presa, se activan los grupos corales y se vuelven a “estimular” los medios de comunicación abanderados por el diario el País y la SER donde ahora reina un tal Rodríguez Zapatero. Como es obvio resulta sencillo entender que se trata de un antiguo sistema de trueque donde los trileros mostraban sus habilidades para el engaño; los estafados son los españoles que aún continúan bajo el amparo de la Constitución, el Estado de derecho y en la independencia judicial. Durante cuarenta y cinco años la democracia ha perfeccionado un sistema de equilibrios; el Estado de derecho, la Constitución, las leyes, las Instituciones y Organismos del Estado, respetaban los tres poderes del Estado. Los contrapoderes actuaban con razonable normalidad institucional sin que ningún partido alterase las reglas convenidas y aprobadas. Y en ese gran pacto de respeto institucional se sucedieron en responsabilidades de gobierno, el centro, UCD, la izquierda el PSOE y la derecha PP, artífices todos de un desarrollo económico y social sin precedentes en nuestra historia . Nadie imaginó que un día lograría encaramarse en el timón de España un déspota capaz de malvender todo esto que es patrimonio común como pueblo y como Nación; la convivencia, la concordia, el respeto a las leyes, la vigilancia de los contrapoderes a la acción de gobierno, la independencia del poder legislativo, el ejecutivo y el judicial, el imperio de la Ley, la igualdad de todos los ciudadanos, la libertad individual y colectiva, el derecho a vivir en paz y singularmente el derecho a la verdad. La verdad es una palabra que quema en boca de tantos insignificantes perjuros ahora en comandita con delincuentes, separatistas, golpistas, malversadores prevaricadores y también con quienes pueden ser imputados por terrorismo y por traición, con esta cuadrilla parecen sentirse satisfechos y orgullosos los diputados y senadores del PSOE sabiendo de manera cierta que todos ellos se empeñan por todos los medios en desguazar España. Y Pedro, con la arrogancia del tirano pretende un aplauso unánime a esta jugada que rompe la constitución y la democracia y pone en peligro los bienes más preciados; la integridad territorial de España y la pacífica convivencia en todos los territorios del Estado. Se trata de un proceso de desintegración nacional donde colaboran muy activamente quienes juraron o prometieron guardar y hacer guardar la Constitución y las Leyes; una gran estafa.

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