Tribuna

Juan carlos rodríguez Ibarra

¿Cuándo fueron nación?

Fue un error considerar antifascistas a los terroristas y fue un error considerar leales con una nueva concepción de España a los nacionalistas periféricos

¿Cuándo fueron nación?

¿Cuándo fueron nación?

Hablando de nación, a ver si alguna vez salimos de dudas. He escuchado que España es un Estado plurinacional. El presidente del Euskadi Buru Batzar, Andoni Ortuzar, volvió a definir al País Vasco como una nación e hizo esa definición extensiva a Cataluña. Pregunto: ¿desde cuándo son naciones el País Vasco y Cataluña? Navarra era el último bastión que quedaba para la unificación de la España de los Reyes católicos. En 1512, el ejército castellano que invadió Navarra estaba formado por 16.000 hombres, de los cuales aproximadamente 7.000 eran vascongados. La corona de Castilla unificó España con la ayuda de un ejército en el que el 43% eran vascos. ¿En qué momento el País Vasco fue nación?

Que un grupo de diputados en cualquier Parlamento decida en una votación libre que su territorio constituye una nación no significa que eso sea cierto. ¿La votación es libre? Sí. ¿La votación es democrática? Sí. ¿La votación es legítima? Sí. Pero el objeto de la votación es una fantasía. El Parlamento extremeño podría acordar hoy que los extremeños somos extraterrestres y la votación sería libre, legítima y democrática, pero eso no convertiría a los ciudadanos extremeños en extraterrestres.

Si se tratara de una cuestión nominal, de un capricho para tener una denominación que los diferencie de los demás, no habría el más mínimo problema en reconocerlos como tal. La cuestión es que después de la Revolución francesa, todo aquel territorio que aspire a ser nación, decidirá convertirse en Estado con todos los atributos que le permitan ser reconocidos como tal. Y en esas están los separatistas catalanes y en esas están los nacionalistas vascos que por boca de su lehendakari acaba de afirmar que la amnistía abre una vía para hacer un referéndum de autodeterminación en el País Vasco, “porque lo que no está prohibido es posible”.

Cuarenta y cinco años después de aprobada la Constitución española, seguimos inmersos en un sinsentido territorial, consecuencia directa de la falta de lealtad de los menos con los más. Muchos en la izquierda española, tenemos dificultades en comprender cualquier deslegitimación, no del Estado español en abstracto, sino de esta España de ahora, democrática, constitucional, plural, diversa y descentralizada, donde por primera vez la izquierda y los progresistas pueden plantear y llevar adelante un proyecto político de igualdad, libertad y solidaridad para todos y entre todos.

La Constitución española, además de un instrumento que garantiza la vida democrática de los españoles, fue un acuerdo leal para la convivencia en la diversidad y en la descentralización. Lealtad hubo en la mayoría de los españoles cuando impulsamos un acuerdo que descentralizaba al Estado y reconocía, amparaba y protegía legal y políticamente la diversidad cierta de los distintos territorios que conforman España.

Y desde esa lealtad y desde esa convicción, los españoles hemos sido capaces de hacer avanzar a nuestro país como nunca lo había hecho a lo largo de su historia. No es exagerado afirmar que en estos cuarenta y cinco años de democracia a España le ha ido bien cualquiera que haya sido su gobierno central.

¿Cuál es la razón que les asiste a algunos para pretender alterarlo todo de una manera irresponsable? De nuevo la deslealtad de algunos viene a dar respuesta a ese interrogante. De igual forma que los etarras aceptaron la amnistía de la democracia ocultando su futuro criminal y su deslealtad con los españoles, algunos dirigentes territoriales aceptaron la Constitución y la amplia descentralización política y administrativa, ocultando su futuro secesionista y su deslealtad con los españoles. Fue un error considerar antifascistas a los terroristas y fue un error considerar leales con una nueva concepción de España a los nacionalistas periféricos. Ni unos ni otros expresaron con valentía su condición. Los asesinos ocultaron su instinto criminal y los nacionalistas periféricos ocultaron su instinto independentista.

La amnistía no es solo una apuesta por la desigualdad. Detrás de ella se esconde la redefinición confederal de España, con Cataluña y País Vasco como naciones confederadas. De esa manera, los que más tienen se quedarán con lo que ya tienen y van a tener (Seguridad Social para el País Vasco que tiene pensiones medias de 1.800 euros frente a los 1.004 euros de la media extremeña; todos los impuestos recaudados en Cataluña para Cataluña), y los que menos tienen, tendrán menos todavía. Habrá condonación del 20% de la deuda a Cataluña sin que sepamos cuánto es el 100. Y habrá concluido el multilateralismo entre las CCAA, para caminar por el bilateralismo tramposo.

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