Tribuna

jOSÉ mARÍA mARTÍNEZ DE hARO

Escritor y periodista

El silencio de los corderos

El silencio de los corderos

El silencio de los corderos

Por resumir lo ocurrido en estos días; un personajillo irrelevante, sin escrúpulos y políticamente amoral, carente de cualquier principio o ideología se ha adueñado de todos los resortes del poder a través de un partido político que ha claudicado de sus idearios, y ha llegado a un acuerdo con un delincuente fugado de la Justicia, golpista irredento. Entre las nefastas consecuencias de ese pacto se violenta el orden constitucional, el Estado de Derecho, la separación de poderes y la igualdad de todos los españoles, base sustancial de una democracia. Y lo ha hecho con plena conciencia del daño que este pacto conlleva para la convivencia, la igualdad y los derechos de todos los españoles. El presidente en funciones, como hiciera aquel Rey Felón Fernando VII aboliendo la Constitución de 1812, declara haber hablado y actuado en “nombre de España”, no cabe mayor muestra de cinismo e indignidad, ha actuado como sabe todo el mundo y singularmente su partido, en su único beneficio, mantenerse en el poder, esa obsesión napoleónica y enfermiza propia de los psicópatas. Poco le ha importado actuar contra sus propias palabras contrarias a todo lo que ha acordado y negando que fuera a hacer lo que ha hecho; humillar a la democracia y burlarse de los españoles y singularmente de los que le repudiaron con sus votos el 23 de julio pasado, más de la mitad del censo electoral. La realidad ha sido tan devastadora como cabría imaginar; mediante un emisario servil y obediente ha mercadeado con un delincuente el precio de esta traición, deslegitimando a los jueces y magistrados españoles en el ejercicio de su potestad constitucional, irrumpiendo en la separación de poderes, negando de facto que la Justicia emana del pueblo y se administra por jueces y magistrados en nombre del Rey y su legitimidad es incuestionable ya que están sometidos únicamente al Imperio de la Ley. Si semejante disposición se lleva a efecto, como exige Puigdemont, el verdadero árbitro de la política española, debiera conllevar años de cárcel y desprecio social, todo eso que en la Roma clásica marcaba de por vida al traidor al Imperio. En la política española, como en todos los países del mundo, ha habido traidores a lo largo de los siglos, la política en su propia esencia lleva inoculado el virus de la traición. Unos políticos, la mayoría, no se dejan arrastrar a la infamia y actúan con dignidad y la propia estima del servidor público . Esta humilde columna se remite a las mejores opiniones que se han manifestado rotundamente contraria a la tropelía de Sánchez; todas las asociaciones de Jueces y Magistrados, todas las de Fiscales, todas las de Secretarios Judiciales, Abogados del Estado, las de Inspectores de Hacienda, Inspectores de Trabajo, Decanos de todos los Juzgados de España, Presidentes de las Audiencias Provinciales, el Colegio de Abogados de Madrid, el Consejo General del Poder Judicial, hasta 29 asociaciones responden a Sánchez con rotundidad; “Su acuerdo es contrario a la Constitución”, “quebranta el Estado de Derecho”, “rompe la igualdad de los españoles”, “es un claro abuso de poder”, “ elimina la separación de poderes” . Policías y Guardia Civil; “criminales amnistiados y agentes encausados”. Estas voces de singular resonancia y estas afirmaciones, todas contrarias al pacto con el delincuente, son una enmienda a la totalidad de cualquier discurso de Sánchez, singularmente el que ha pronunciado ante los socialistas europeos en Málaga eludiendo la naturaleza de sus pactos y tratando de trasladar ante Europa el peligro para la democracia de los fascistas de derechas”, aludiendo al PP. Sánchez utiliza su condición de Presidente rotativo del Consejo de la UE para descalificar a la oposición, no cabe mayor desvergüenza. Ha quedado claro, Sánchez se propone eternizarse en el poder condenando a la oposición de centro derecha a las sombras sin posibilidad de alternancia. Estas son las bases para la implantación forzada de un nuevo régimen político que es su verdadero propósito, una República Socialista y Plurinacional, la cuota de afirmación soviética la tiene asegurada en su propio gobierno. Para importantes analistas políticos estamos al comienzo de un cambio de régimen y España avanza hacia el sistema bolivariano con caudillos populistas eternizados en el poder, este es el perfil que ha dibujado Sánchez de sí mismo ayudado por la mayoría de actuales dirigentes del PSOE. Es posible que los líderes de la Unión Europea no sean conscientes de la amenaza de Pedro Sánchez a la democracia parlamentaria, social y de derecho inspirada en el liberalismo europeo, donde todo el poder queda sometido al Imperio de la Ley. Contra estos principios fundamentales de la UE se ha conjurado Sánchez con Puigdemont, Otegi, Junqueras, Belarra y otros anti sistema, todos conformes con un pacto claramente anticonstitucional que permite el comienzo de la destrucción de todo lo que durante cuarenta y cuatro años ha ido conformando una España democrática, una Monarquía Parlamentaria con la plena libertad política, incluso para derribar el régimen que más desarrollo, progreso, convivencia y paz social ha disfrutado España en su agitada historia. Como bien saben los españoles, todo aquello fue cimentado en la concordia y el reencuentro hacia un futuro iluminado por la libertad y la paz social. Las políticas de Sánchez desde que logró encaramarse al poder han sido corrosivas para deslegitimar todo lo que representa la transición y lo ha logrado sembrando la discordia, el enfrentamiento, la tensión social y el odio, el fondo y la forma de sus palabras destilan un odio antiguo y vengativo. Pero entre tanta confusión y discursos propagandísticos, incluidos los editoriales y columnistas del diario El País, Sánchez se ha visto al descubierto en toda su intencionalidad y peligro por la rotunda protesta de voces imposibles de acallar o desprestigiar porque no vienen de política, llegan de la sociedad, de las más autorizadas representaciones de todas las organizaciones profesionales y sociales, todos los estamentos de la Justicia , el Consejo General del Poder Judicial y los altos funcionarios del Estado. Sus manifiestos y consideraciones legales, económicas y sociales son el exponente más descalificador de los propósitos desestabilizadores de Sánchez acompañado de todos los enemigos de la democracia española. Y avisan; caso que este pacto se cumpliera hasta sus últimas líneas, retrocederemos a los más siniestros capítulos de nuestra agitada historia. Y todo ello “por un puñado de votos para continuar en el poder, no vale la pena”, le ha recordado Felipe González, Alfonso Guerra y un nutrido grupo de altos dirigentes de aquello que se llamó PSOE. Hubiera sido ocasión de legitimarse hablando en “nombre de España y del interés de España”, como declaró públicamente consultando a todos los españoles en unas elecciones generales. El mejor escudo de los tiranos es el silencio de los corderos.

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