Tribuna

Sebastián Chávez

Las universidades andaluzas en el ranking de Shanghái

Hemos leído la grata noticia de que la Universidad de Granada es una de las dos españolas mejor posicionadas en el ranking de Shanghái

Las universidades andaluzas en el ranking de Shanghái

Las universidades andaluzas en el ranking de Shanghái

Recientemente la Shanghai Jiao Tong University ha hecho público su conocido ranking, en el que se ordenan las universidades de todo el mundo. El ranking de Shanghái está encabezado desde su primera edición por universidades norteamericanas e inglesas como Harvard, Stanford, MIT, Cambridge, Berkeley, Princeton, Oxford o Columbia. En posiciones mucho más modestas aparecen algunas universidades españolas.

Este verano hemos leído la grata noticia de que la Universidad de Granada, es una de las dos españolas mejor posicionadas, en el intervalo 201-300. Ha mantenido esa situación en los últimos años, mientras que la mayoría de universidades españolas han empeorado en la clasificación. Llama la atención el pobre eco de este logro de la universidad granadina en la mayoría de medios de comunicación españoles. ¡Cuánto cuesta asociar Andalucía y conocimiento al norte de Despeñaperros!

Podemos preguntarnos qué mide el ranking de Shanghái y cómo de útil nos es a los andaluces para estimar la calidad de nuestras universidades. La Jiao Tong University utiliza los siguientes criterios: profesores y antiguos alumnos galardonados con el premio Nobel o la medalla Fields; investigadores muy altamente citados en revistas científicas; artículos publicados por sus profesores en Science y Nature, las dos revistas científicas de mayor prestigio; artículos académicos publicados en revistas internacionales; y, finalmente, la proporción de los criterios anteriores en relación con el tamaño de la universidad. Es decir, el ranking de Shanghái nos informa del nivel de excelencia investigadora de una universidad y en él destacan aquellas que cuentan con profesores, o antiguos alumnos, laureados con un Nobel, y que publican sus artículos con alta frecuencia en Science y Nature. Lo primero es insólito en las universidades andaluzas; lo segundo es mucho menos frecuente de lo que desearíamos.

Que en ese contexto la Universidad de Granada consiga situarse, y mantenerse, a una meritoria cercanía de la cabeza refleja lo bien que lo está haciendo en su dimensión investigadora, a pesar de la escasa financiación y el marasmo burocrático que atenaza a la ciencia española.

Las universidades que lideran la lista están enfocadas en la generación de conocimiento de vanguardia y en la formación de las élites globales. Son instituciones con objetivos estratégicos muy diferentes a las universidades públicas españolas, cuyas funciones sociales son, según describe la Ley del Sistema Universitario, además de generar conocimiento y sus aplicaciones, ofrecer educación superior al conjunto de la ciudadanía –no solo a una élite– y contribuir “al bienestar social, al progreso económico y a la cohesión de la sociedad y del entorno territorial en que estén insertas”.

Los ciudadanos andaluces merecen tener información sobre la calidad del conjunto de la actividad universitaria: la actualización de currículos y metodologías docentes, la competencia de los profesores, los recursos materiales disponibles, los sistemas de apoyo individualizado a los estudiantes, la satisfacción de éstos y de los egresados de años anteriores, la inserción de estos últimos en el mercado de trabajo, la opinión de los empleadores y de los representantes del tejido socioeconómico, la transferencia de conocimiento a la sociedad, los indicadores de mejora continuada de todos sus procesos docentes, investigadores y de gestión. En definitiva, la ciudadanía merece saber si sus universidades están ofreciendo el servicio público que realmente necesita.

De muy poco de eso nos habla el ranking de Shanghái. En España hay otros rankings que intentan aproximarse a estas otras dimensiones de las universidades, como el U-ranking de la Fundación BBVA o el ranking CYD de la fundación homónima. La información que estas fundaciones ponen a nuestra disposición es mucho más cercana a nuestro interés social que la que ofrece Shanghái.

Al final, el mejor ranking es el que cada ciudadano pueda formarse sobre la base de la información que las propias instituciones proporcionen, por ejemplo, cuando un estudiante de bachillerato deba elegir qué grado universitario cursar. Las universidades andaluzas están mejorando los datos que ofrecen a través de sus webs, a medida que van enriqueciendo sus sistemas de calidad. Sería muy conveniente que sus Consejos Sociales, organismos encargados de canalizar la participación social, abordaran esta cuestión con la prioridad que merece.

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