Cielos encapotados y grisáceos con tibia llovizna, a veces convertida en aguanieve. Brumas que reducían la visibilidad y espadas por todo lo alto. En Gérgal San Sebastián tiene una legión de seguidores que, pese a las inclemencias meteorológicas vividas hoy sábado, se han volcado para seguir disfrutando en la segunda jornada de los actos festivos para honrar a su patrón San Sebastián y nada mejor que retrotraerse en el tiempo y hacerlo vestidos de moros y cristianos con las tradicionales concentraciones y desfiles. Un evento que ya se ha consolidado en el calendario provincial como uno de los más importantes por el gran número de personas que participan en el mismo y que de por sí reafirma la identidad de Gérgal con uno de los pilares de su particular idiosincrasia

De esta manera, a las 11:15 se celebraba la recogida de las Reinas Mora y Cristiana para trasladarlas hasta la concentración de las escuadras de ambos bandos en la Plaza Vieja. el rechinar de la espadas rompía el silencio en sus empinadas y estrechas calles. Decenas de soldados moros y cristianos desfilaban así con paso firme mientras eran jaleados por decenas de vecinos. Los más pequeños, casi sin darse cuenta, rememoraban parte de su historia y se empapaban de una tradición festiva que ya es centenaria en la localidad y que en esta ocasión se fundía con la lluvia y el aguanieve. 

Era el momento de la solemne misa mayor oficiada por el cura párroco de Gérgal, Samuel Olvera Olivares para después escenificar la primera guerrilla entre Moros y Cristianos en el Castillo de la villa a partir de las 13:00 y, tras ella, un pasacalles por todo el núcleo urbano gergaleño hasta la ermita. Tocaba descansar y acumular fuerzas.

Con la llegada de la hora del almuerzo, vecinos y visitantes se refugiaban de la lluvia y el viento en el Carpa Municipal para disfrutar de la comida popular ofrecida por el Consistorio. 

Esta tarde, una vez recargadas las fuerzas, llegará el momento de asistir al espectacular desfile de las escuadras Moras y Cristianas presidido por las Capitanías y las Reinas de ambos bandos, que servirá de prólogo a la salida procesional de San Sebastián y la escenificación de la segunda parte de las relaciones entre Moros y Cristianos, en la Plaza Vieja.