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¿Qué costumbre de la ópera le debemos a Richard Wagner?

El actor Richard Burton en la miniserie en la que dio vida al músico Richard Wagner

El actor Richard Burton en la miniserie en la que dio vida al músico Richard Wagner

El compositor alemán Richard Wagner (Leipzig, 1813, falleciendo en Venecia en 1883) es uno de los grandes nombres de la música tanto por su labor como compositor como también en la escenografía de sus obras, implicándose mucho más allá de la partitura para que Tannhäusser o El holandés errante fueran un conjunto completo en su autoría. La ópera Tristán e Isolda está considerada el arranque de la música contemporánea.

Richard Wagner fue el primero que ideó que en sus espectáculos hubiera una total oscuridad para que el público estuviera concentrado en el desarrollo de la función. Lo que ahora entendemos como algo habitual y lógico, que toda la sala esté a oscuras para centrar la atención en el escenario, no era frecuente hasta entrado el siglo XIX.

Los teatros solían estaban iluminados entonces por lámparas de aceite y  ampulosas lámparas de velas que impedían apagarse dado que volver a encenderlas suponía mucho tiempo. Wagner impone la oscuridad en el patio de butacas que, con los avances y la aparición de la energía eléctrica, hizo mucho más sencillo el control de todo lo que es iluminación en las salas de espectáculos, tanto entre el público como, por supuesto, en la escena. Fue una innovación que se extendió rápidamente con la popularización de la electricidad.

Además de la oscuridad Wagner impone la ubicación de la orquesta fuera de la vista, para que la música acompañe a la narración sin interferencias. La orquesta queda así situada en el foso, tal como concibió desde Munich el maestro alemán que ha sido históricamente cuestionado por sus ínfulas patrióticas románticas cuando se gestaba la unificación germana.

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