La provincia de Almería ha vivido una semana cargada de simbolismo y emociones con la beatificación de los 115 mártires del siglo XX. El último acto tuvo lugar en la mañana de ayer en la Santa y Apostólica Iglesia Catedral de la Encarnación de Almería con la celebración a las 11:30 horas de la Santa Misa que fue presidida por el Obispo de la Diócesis de Almería, Adolfo González Montes. Esta Eucaristía se celebró en forma de acción de gracias por la mencionada beatificación de los mártires del siglo XX, la cual tuvo lugar el día anterior, sábado, en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Aguadulce. Un acontecimiento histórico sin precedentes para la Diócesis de Almería que congregó a más de 5.000 fieles y que coloca a la ciudad roquetera en punto de encuentro y peregrinación junto a Oviedo y Tarragona, las otras dos en las que se han beatificado a mártires fuera de las murallas de El Vaticano.

Esta misa, que volvió a ser multitudinario y que abarrotó la Catedral, pone el broche final a una serie de actos que comenzaron el miércoles con la charla impartida por Alberto Pelegrina Morales, profesor de Teología Dogmática, en el Auditorio Diocesano Juan Pablo II bajo la conferencia 'El martirio por Cristo: un misterio de amor'. Y que continuaron el viernes con la bienvenida a los peregrinos llegados de toda España para asistir a la ceremonia de Beatificación del deán José Álvarez-Benavides y sus 114 compañeros mártires, con una emotiva velada de acogida que alternó distintos testimonios sobre la fe llevada al martirio, también en la actualidad, con la música de la cantaora María José Santiago y las agrupaciones Orquesta y Coro de Roquetas, Unión Musical de Roquetas y Coro La Guardia.

Precisamente la Orquesta y Coro de Roquetas fue en la mañana de ayer la encargada de poner la banda sonora a un acto cargado de simbolismo en el que volvió a sonar el Himno de los Mártires de Almería y se rindió tributo a las reliquias de los ya beatificados.

El obispo, Adolfo González Montes, volvió a tener palabras de recuerdo para los mártires durante la homilía y destacó que "su muerte no extinguió su luz, una luz muy necesaria en una sociedad en la que se sigue las luces fugaces que se extinguen pronto y que no guían al hombre".