El almeriense Juan José Samper sacó a la venta hace unos días un libro con el que hará a más de uno pensar antes de llenar la cesta de la compra. La Guía definitiva para interpretar las etiquetas de los alimentos ayuda al consumidor a conocer la información que más de una vez se para a leer antes de pasar por caja.

El grupo CoffeBloggerAlmería recibió al escritor el pasado martes en la azotea del Hotel Catedral, donde el ambiente veraniego y la brisa del poniente amenizaron la velada.

El libro cuenta con un lenguaje sencillo, conclusiones prácticas y numerosos consejos

Samper es doctor en Inteligencia Avanzada e ingeniero superior en Informática por la Universidad de Granada. Es autodidacta desde niño y entre sus intereses personales destacan el arte, la fotografía, la astronomía y la nutrición.

El almeriense no es nutricionista pero no dudó en explicar que en su época de estudiante mostró mucho interés por los aditivos alimenticios ya que por entonces "existía poca información y por eso se comenzó a acostumbrar a leer las etiquetas y buscar información por su propia cuenta".

Cuando nacieron sus hijos, Samper comenzó a preocuparse por lo que comía el y su familia.

En su libro, el almeriense incluye un lenguaje sencillo de leer para que cualquiera pueda entender y aprender conocimientos sobre los aditivos alimenticios. También incluye consejos y conclusiones prácticas.

Hoy en día existe mucho interés por parte de la sociedad con lo que se lleva a la boca, pero, las personas "siguen estando despistadas y no saben interpretar la información".

Los ciudadanos hacen la lista de la compra fiándose de lo que ven en la publicidad. "He sentido tristeza de ver cómo madres o abuelas, escogían productos en un supermercado guiadas por la publicidad", afirmó Samper.

El escritor no dudó en demostrar todo lo que decía. Para ello, comenzó a leer a todos los presentes una serie de etiquetas de productos normales y corrientes para ver si alguno de los asistentes era consciente de lo que comía. Los participantes se quedaron perplejos al descubrir ingredientes, de alimentos cotidianos. El pan, por ejemplo, un producto que debería de llevar harina, levadura, agua, huevo y sal, resulta que, al leer una etiqueta, contiene muchos ingredientes desconocidos más.

"Los productos mejores no son siempre los más caros", puso de manifiesto Samper. Por ello, hay que hacer la compra con "conocimiento de causa" y la manera de hacerlo es leyendo las etiquetas.

Los más pequeños dependen de los mayores a la hora de comer, por lo que los padres deben ser conscientes .

El hábito de leer las etiquetas se debería adquirir poco a poco por parte de todos.