Deportivo de la coruña-almería

Schwarzenegger enseña su bíceps (0-1)

  • La guerra de desgaste se la llevó un serio Almería, gracias a un Rubén fantástico bajo palos y al desparpajo de Silva capaz de unas filigranas que desestabilizan al rival. Francisco encuentra un esquema estable y fiable.

Tiene músculo este Almería. No está petado ni es un tirillas, pero sí está ciertamente fibrado. No necesita winstrol para aumentar su musculatura, no hace falta que presuma de bíceps ni de tríceps, pero sí que lo muestre para poner las cosas en su sitio en el momento adecuado y no dejarse intimidar por ningún rival. Le ha costado al equipo desarrollar su masa muscular, aunque las mancuernas del equilibrio y el press de banca del orden han fortalecido las zonas más débiles.

A un equipo que tiene marcado a fuego en su mente los 42 puntos, no hay que pedirle juego brillante ni estadísticas de Champions. Con que sea serio, trabajador y no tiemble como un abdominal flácido, le vale para cumplir el expediente cada domingo. Quien espere fútbol espectáculo y doscientas ocasiones de gol en cada partido, que se compre una Play Station y ejerza de Francisco virtual. El aburrimiento, si eficaz, dos veces bueno. Mejor llenar el zurrón pronto, que volver a repetir las emociones fuertes de la temporada pasada. El corazón también se ejercita como cualquier músculo, pero mejor haciendo deporte que devorándote las uñas en la grada.

El triunvirato del centro del campo le ha dado una cara al Almería que necesitaba. No es un muro, pero tampoco la arena de la playa de Costacabana, que cada vez que sopla viento desaparece. Verza, Azeez y Thomas ejercen de espigón, evitan que haya tres equipos sobre el campo: el rival, los que atacan del Almería y los que defienden. Hasta que Soriano y Silva no saltaron al césped de Riazor, sólo estaba brillando Rubén, el mejor partido tras partido. Fue una guerra de desgaste, que aguantaron mejor los rojiblancos que los locales.

Cierto es que con este trío, al Almería le hace falta calidad para dar el pase que monte las contras o para sacar petróleo en los balones en la frontal del área. Sin embargo, aguantar el empate es sinónimo como menos de un punto y siempre te da opción a sorprender cuando el rival pierda la concentración o acuse en demasía el cansancio. Así fraguó la victoria de ayer el conjunto de Francisco, que con 8 puntos está en una situación comodísima para meterle mano en casa en la próxima jornada al Elche y dejar hechos un cuarto de los deberes de esta temporada.

Tal y como estaba el partido en los últimos minutos, un punto era un buen botín en La Coruña. El Dépor había tenido más empuje y, sobre todo, a base de faltas laterales, había generado bastante peligro. Pero había un gallego de rojiblanco que está demostrando que las tácticas de Paco Jémez serán muy loables y divertidas, aunque son un suplicio para los equipos pequeños. A Helder Postiga le sacó un cabezazo a bocajarro, con la misma manopla que evitó que otro remate bombeado de cabeza se colase en su meta. Y en el único error grave del triunvirato, con una cesión criminal de Azeez, salió con rapidez para que Postiga no pudiera decir gracias por el regalo.

Cuando las agujetas comenzaban a desgastar el músculo, Silva y Soriano fueron la glucosa idónea que revitalizaron las fibras. El maño aportó más control del balón y ayudó a manejar los minutos finales. El brasileño, a lo Speedy González, cambió la marcha del Almería, se cebó con la cansada banda izquierda local y en la última carrera del partido, sirvió un balón a Edgar que, con la misma fortuna que Sergio García en la primera jornada, lo alojó en las mallas.

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