Literatura

Máximo Huerta presentó su novela ‘París despertaba tarde’ en Almería

  • El escritor participó el jueves en el ciclo ‘Diario de los Libros’ que organiza Diario de Almería

El escritor Máximo Huerta presentó el jueves su última novela París despertaba tarde en el salón de actos del Centro de Cultura de Cajamar en la Casa de las Mariposas que registró un lleno total. El autor que participaba en el ciclo Diario de los Libros que organiza Diario de Almería fue presentado por Antonio Lao, director de Diario de Almería y por María del Mar Ruiz, vicerrectora de Cultura y Sociedad de la Universidad de Almería.

Precisamente, María del Mar Ruiz hizo una introducción a la presentación, subrayando que “Máximo Huerta es un autor consagrado. La novela París despertaba tarde yo la calificaría como vitalista, es un canto al amor, a la esperanza y a la vida. Nos narra la historia de Alice Humbert, una joven modista que lucha por prosperar y mantener a su familia y tiene a su mejor amiga que se llama Kiki. Ambas proceden de familias humildes, son jóvenes que se comen la noche, pero también buscan el amor”.

Máximo Huerta explicó lo que le motivó a adentrarse en los años 20 del pasado siglo en París. “Después del dolor en casa necesitaba irme de fiesta. No he eliminado el dolor de casa, pero si que los libros te permiten irte a otro lugar. Irme al París de 1924 ha sido maravilloso y la novela me ha permitido viajar”.

La vida de París de ese tiempo está caracterizada por la presencia de artistas, pintores, músicos y gentes, la mayoría, que llegaron de otros países. “No eran franceses -dijo Huerta- los que habitaban París en ese tiempo. Eran inmigrantes, ya que el éxito de París se debe a la inmigración. Era gente que quería divertirse, París se convierte en la ciudad más cosmopolita del mundo. Todos están allí, y se sienten bien, no eran franceses, pero se sentían parisinos”, subrayó.

“Había mucha libertad sexual y muchas drogas. Experimentaron con todo en ese tiempo. Los que estaban de fiesta experimentaron mucho, pero también vivieron menos. La gran protagonista Kiki de Montparnasse agotó la vida. Fue un tiempo de exceso, motivado por las consecuencias de la Primera Guerra Mundial” apuntó el escritor.

El autor, que vive en el pueblo de Buñol, donde cuenta con una excelente librería, subrayó que “para vivir tienes que olvidar y es lo que quería esa sociedad de los años 20 en aquel París después de la contienda mundial. Es una novela que mezcla la fiesta y la pobreza”.

Con respecto a la protagonista de la novela Alice, el autor de París despertaba tarde, aseguró que “es una mujer rota, que ha perdido al padre, y a la madre y está a cargo de dos hermanas. Le toca sobreponerse y recuperarse a pesar de estar rota. Tiene la necesidad de evolucionar y cambiar y hacer una huída hacia adelante. La novela arranca con unas cartas en primera persona que sirven para empatizar mucho más que si te lo cuenta alguien en tercera persona”.

Luego la otra gran protagonista de la novela es Kiki de Montparnasse. “Es un personaje real de la vida parisina, fue la verdadera mujer fuerte de ese momento, la que decidió con quien se quería acostar, decidió estar rodeada de arte, pintó e hizo lo que le dio la gana. Ella fue el motor de ese París. Yo quería que fuese la narradora de ese París que lo ha visto todo”.

En la novela también aparecen unas serie de personajes, todos reales de aquellos años considerados locos pero tan importantes en el siglo XX. “Para escribir esta novela me he leído muchos libros, he visto documentales mudos, he escuchado canciones picantes, he visto exposiciones y libros de arquitectura para poder acompañar a mis dos protagonistas de realidad, para que cuando leáis la novela, veáis que es una novela real, verdadera y fiel a lo que pasaba. Salen personajes reales como Johnny Weissmüller que luego fue Tarzán o estaba André Citroën que ya estaba con su marca de coches”.

El grueso de la novela está protagonizada por mujeres, aunque Huerta sostuvo que “no es una novela feminista, ahora lo que he hecho ha sido reivindicar a las mujeres de ese tiempo. Le he puesto nombre a esas mujeres anónimas de ese tiempo, reivindicar esas mujeres que posaban desnudas en los talleres donde las llamaban putas. Las mujeres que aparecen en la moda, todas vienen de la pobreza, y la única que no viene es Madeleine LeClercq, que es una mujer del siglo XIX que entra en el nuevo siglo y que se adapta. Me parece muy interesante”.

En la novela hay un guiño que Huerta realiza a su tierra valenciana. “Yo iba paseando por París, en el Sagrado Corazón hay una serie de mosaicos realizados en 1924 y mirando al altar veo a dos falleras. Siendo valenciano me quedé fascinado, hice fotos y me puse a investigar. Una está de perfil y le parece a Concha Piquer. Fue un valenciano el que trabajo en eso y las coló allí. Yo también las he colado en mi novela. Muchos pensaron que era falso, pero es verdad, están allí. Es bonito haberlas encontrado y convertirlas en ficción”.

A preguntas de María del Mar Ruiz con respecto a lo que queda en el París de hoy del que describe en su novela de 1924, Huerta subrayó que “hoy queda la memoria, el sonido aunque no esté en la calle y lo que nos evoca a todos cuando nos habla de París, años 20. Quedan muchos locales en París de esa época, queda mucha memoria y también este libro”.

Habló de la maternidad en ese periodo de la historia de la capital francesa. “La maternidad en este tiempo es complicada debido a la pobreza y muchas familias tras la guerra han quedado destrozadas y muchos niños huérfanos. Hubo muchas mujeres que posaron para pintores, entonces la maternidad no llega y luego hay una maternidad frustrada”.

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