Cultura

Raimundo Amador ejerce de rey del flamenco-blues en la Plaza Vieja

  • El cantante con su actuación cerró el domingo una nueva edición del Festival de Músicas 'Alamar'

El artista sevillano Raimundo Amador fue el encargado de clausurar, en la noche del domingo, una nueva edición de Alamar, el festival de músicas del mundo que ha llenado la ciudad de sonoridades de distintas culturas desde el martes, día 21, con seis conciertos gratuitos.

Una de las citas más esperadas, no solo de este consolidado ciclo, sino de todo el Almería Summer Festival programado por el Área de Cultura para los meses de julio y agosto, hasta el inicio de la Feria y Fiestas en Honor a la Virgen del Mar. Así quedó patente con una Plaza Vieja que congregó a más de 2.000 personas para disfrutar del flamenco, blues y rock de Amador y el resto de su banda.

El concierto comenzó con poco más de media hora de retraso debido a que "tocamos ayer (en Zahara de los Atunes, provincia de Cádiz) y hemos tenido problemas en la carretera", se disculpó Raimundo Amador tras realizar la prueba de sonido ante una Plaza ya expectante. La espera se vio compensada en seguida con los primeros acordes de Pa' Mojar, tema que abría su aplaudido directo en Las Ventas Noche de Flamenco y Blues de 1998 y que hizo lo propio en la velada almeriense. Una banda llena de virtuosismo, desde el propio Raimundo, hasta el inconfundible bajista Pepe Bao, el baterista David Bao, el guitarrista Ricardo Marín y la percusión de Raimundo Amador Jr. todos ellos al servicio de la maestría fusionada entre el flamenco, el blues y el rock.

Tras Candela, al tercer tema, Raimundo se permitió la licencia de versionar a Lenny Kravitz y su Always On The Run, no sería la única de la noche. Hubo un amplio espacio para los desarrollos instrumentales para las varias 'jam' de improvisación en las que se divirtieron los músicos, equilibradas siempre entre los temas más demandados por el público, como Hoy no estoy pa' nadie o Ay qué gustito pa' mis orejas, con texto de Pablo Carbonell.

Después de otra extensa pieza instrumental, donde los dedos de Raimundo Amador dieron clases magistrales de blues, sonaron otros dos reconocimientos logrados a Jimi Hendrix con Little Wing y a Prince con una calorífica revisión de Purple Rain, intercalando entre ellas la vacilona El Blues de los niños.

Antes de la primera despedida hubo espacio para el flamenco más puro. Amador presentó por sorpresa a Farruca, madre de Farruquito, que tiró de experiencia bailando al compás de la guitarra.

Para los bises y ante un público más que satisfecho, el guitarrista, con ese halo de genio despistado que le ha acompañado desde sus inicios, reservó la legendaria Pata Palo, que popularizara Kiko Veneno, y Bolleré, que quitó las pocas penas que aún pudieran quedar entre los congregados que disfrutaron durante casi dos horas de un gran espectáculo.

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