El Loot de Txeron

Rise of the Ronin alcanza el cenit en el ocaso samurái en el Japón del siglo XIX

Rise of the Ronin es una oda al ocaso samurái.

Rise of the Ronin es una oda al ocaso samurái.

Me ha sorprendido tanto la puesta en escena de Rise of the Ronin, el nuevo título exclusivo para Playstation 5 del Team Ninja, que me ha costado soltar el mando para aferrar el teclado y escribir estas líneas porque es un juego tan absorbente y con unos valores de producción tan altos que ha sido todo un reto conseguirlo.

Los padres de la saga Nioh tenían muchas ganas de llevar su fórmula soulslike a un mundo abierto y ese deseo finalmente ha cristalizado con este Rise of the Ronin, un videojuego que se abraza a los estándares actuales sin innovar en exceso pero que sabe perfectamente atrapar al jugador con un pulido sistema de combate marca de la casa y una carga narrativa con giros interesantes y con toma de decisiones que invita a la rejugabilidad posterior.

Los combates son cruentos y viscerales. Pura adicción. Los combates son cruentos y viscerales. Pura adicción.

Los combates son cruentos y viscerales. Pura adicción.

La historia tiene lugar en Japón en el siglo XIX durante el Bakumatsu, una época en la que se produjeron grandes cambios a raíz de la llegada de los Barcos Negros, los navíos de las naciones occidentales y que se caracterizó por la caída del shogunato Tokugawa, un período de opresión y estancamiento en el que transgresores como Ryoma Sakamoto y Shoin Yoshida buscaban modernizar el país.

Nuestro protagonista, un ronin que emprende la búsqueda de su Hoja Gemela, vinculará su destino a estos y a otros personajes y con nuestras elecciones determinaremos cómo se desarrolla nuestro devenir en una aventura que transcurre entre Yokohama, luego en Edo (lo que hoy en día denominamos Tokio) y que termina en Kioto. Tres grandes ciudades que en el título han sido construidas cada una como un mundo abierto en el que la heterogénea mezcla de la cultura occidental recientemente introducida y la belleza del Japón tradicional se fusionan de manera magistral con un acabado visual que, sin ser el más puntero de esta nueva generación, sí ofrece unos detallados y minimalistas gráficos en los que destaca la variada paleta cromática, la distancia de dibujado y el abanico de biomas. Sin duda, toda una oda histórica para representar de la mejor manera posible el final del periodo Edo y del Shogunato Tokugawa.

Habrá momentos también para batallas multitudinarias. Habrá momentos también para batallas multitudinarias.

Habrá momentos también para batallas multitudinarias.

El título ofrece tres modos de visualización: rendimiento a 60fps, calidad (con mayor resolución) y trazado de rayos, estas dos últimas a 30 imágenes por segundo. En mi caso he optado por la primera porque en el frenetismo de los combates es crucial la fluidez para desviar ataques y salir airoso.

Su apego por la recreación histórica, en sintonía a lo que hace la saga Assassins Creed, es solo uno de sus puntales ya que el título pone toda la carne en el asador en sus combates. La ingente cantidad de armas, la variedad de técnicas de lucha con cada una de ellas (que cambian por completo un enfrentamiento) y su magistral fórmula de plasmar los cruentos duelos con espadas, katanas, odachis, sables y armas de fuego (sí, hay revólveres y fusiles norteamericanos) convierten cada enfrentamiento en toda una explosión de adrenalina. Atacar, esquivar, desviar, contraatacar y rematar se fusionan en un coreografía de baile de primer nivel a la que hay que añadir combos especiales y vigilar en todo momento el ki (la energía) para no desfallecer y perecer.

La exploración, alas mediante, es muy satisfactoria. La exploración, alas mediante, es muy satisfactoria.

La exploración, alas mediante, es muy satisfactoria.

Son tan sumamente gratificantes las peleas que morir (y lo harás en más de una ocasión) es solo un liviano peaje para volver a bregar contra samuráis, bandidos, oficiales americanos o jabalíes con muy malas pulgas. Cualquier excusa es buena para desenvainar la katana y experimentar con la extensa variedad de armas, combos, posturas y habilidades especiales.

Buscando un simil, Rise of the Ronin es el hijo de Sekiro y de Ghost of Tsushima

A eso se le une un sistema de progresión bastante intuitivo con cuatro ramas (fuerza, destreza, inteligencia y carisma) que permiten personalizar la idiosincrasia de nuestro ronin junto a un variado sistema de equipo con piezas de armadura y de armas con multitud de características, bonus por piezas de set que generan sinergias y las ganas de farmear se disparan para conseguir más y mejor loot (y hay mucho).

Para redondear la experiencia, cuenta con un doblaje y traducción al castellano de primer nivel. Algo que se agradece porque son numerosas las conversaciones y haber tenido que hacer uso de subtítulos le habría restado enteros a la inmersión.

La recreación de las ciudades más importantes de Japón es notoria. La recreación de las ciudades más importantes de Japón es notoria.

La recreación de las ciudades más importantes de Japón es notoria.

Y tras acabarlo, un hito que en mi caso ha supuesto algo más de 60 euros de juego que irán aumentando los próximos días a la caza del Platino, la sensación es plenamente satisfactoria. La conjunción del ocaso de los samuráis y su peso histórico, el sobresaliente combate y su notable acabado visual son ingredientes suficientes para conformar una experiencia de primer nivel que lleva el sello de Playstation. Buscando un simil, Rise of the Ronin sería el hijo de Sekiro y de Ghost of Tsushima (que analizamos hace cuatro aquí en El Loot de Txeron) con todo lo bueno que ello tiene. Si te gustan los juegos de mundo abierto probablemente en este 2024 no haya otra mejor propuesta que esta. Desenvaina, ronin.

Hemos podido probar Rise of the Ronin gracias a una clave de PS5 que nos ha remitido Playstation España.

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